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Actualizado: 24 de junio de 2025


La condesa d'Aulnoy, en la traducción antigua alemana de su obra , dice de él lo siguiente: «Este favorito compuso en su honor diversas comedias, que se representaron, acudiendo todos á verlas con empeño; y, á la verdad, ningún medio como éste para granjearse las simpatías de los españoles, aficionados más que ningún otro pueblo á este espectáculo, y dispuestos á gastarse su dinero en pagar un buen asiento á costa del hambre de su pobre mujer y de sus hijos

Por efecto de mayor solicitud, si cabe, puso el Conde de Essex al lado del proscripto, en clase de criado, ó más bien de secretario, á un joven dependiente de la casa de Bacon, llamado Godfrey Aleyn, en razón á que Antonio Pérez no conocía los idiomas inglés ni francés; y si bien se hacía entender en castellano, lengua que por entonces poseía toda persona bien educada en ambos reinos, acudiendo á la latina en casos necesarios, era bueno tuviera á mano persona ejercitada en la escritura usual.

Era necesario verle con un reverbero en la mano derecha, el libro en la izquierda, una barretina colorada en la cabeza a guisa de uniforme, deslizarse velozmente por los bastidores acudiendo a opuestos parajes en nada de tiempo, poniendo prisa a los empleados, contestando al sin número de preguntas que le dirigían, y esparciendo órdenes en estilo telegráfico como un general en el fragor de la batalla.

Con caracteres en extremo simpáticos aparece la figura de don Gaspar Esteban Murillo, alma sencilla, natural bondadoso, espíritu creyente y sincero y hombre de fe, que entre otras muy estimables cualidades, poseía la de ser en extremo dado á las obras filantrópicas, acudiendo, siempre que podía, al socorro de los seres verdaderamente necesitados.

Espantado, y bajo la influencia embrutecedora del alcohol, desconoció la obra de sus manos. Dió horribles gritos, y acudiendo los vecinos comprendieron, por la incoherencia de sus palabras, la alucinación de que era víctima.

Vámonos, profesor ordenó á Flimnap . Estamos cansando con una visita demasiado larga á este pobre gigante, que no parece de un vigor intelectual en armonía con su estatura. Despídame de él; dígale que he tenido mucho gusto en conocerle. Y se puso de pie, acudiendo inmediatamente los dos aspirantes á profesor que sostenían la cola de su toga.

Isidora, acudiendo á auxiliarle, dirigió una mirada furtiva á las tablas y al escrutinio y elección que de ellas hacía el aprovechado prestamista.

Este muerto de sed, aquel de hambre: Yo dixe, viendo tantos con voz alta, Cuerpo de mi con tanta poetambre! Por tantas sobras conoció una falta Mercurio, y acudiendo á remedialla, Ligero en la mitad del bagel salta. Y con una zaranda que alli halla, No si antigua, ó si de nuevo hecha, Zarandó mil poetas de gramalla.

Godofredo siguió acudiendo a casa de su novia. El matrimonio parecía definitivamente concertado.

Desnoyers sólo había estado dos veces allí, á la ida y al regreso de su viaje á Alemania. Otros emprendían ahora el mismo camino. Las muchedumbres populares iban acudiendo de los extremos de la ciudad para ver cómo desaparecían en el interior de la estación masas humanas de contornos geométricos, uniformemente vestidas, con relámpagos de acero y cadencioso acompañamiento de choques metálicos.

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