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No es fácil escudriñarla en todos sus pormenores, habiendo transcurrido tan largo espacio; no es sin embargo imposible, formar idea aproximada de los principales, acudiendo al registro de los escritos del tiempo, entre los que nos quedan relaciones de viajes por mar del rey D. Fernando el Católico; de la princesa Margarita de Austria; de la infanta doña Juana la Loca; de su hijo el emperador Carlos V; regimientos é instrucciones de Almirantes castellanos y aragoneses; asientos ó capitulaciones con los descubridores; documentos esencialmente marineros ya colegidos y libros de varia lección en que por incidencia suele haber noticias útiles.

Quince días permaneció oculto don Diego Villegas, en una celda, y era ya opinión de muchos que tal vez se habría fugado, cuando el día 6 de Mayo, en las primeras horas de la noche, oyeron los frailes un gran ruido, y acudiendo á un patio, vieron en él destrozado el cuerpo del matador de Alcázar. Don Diego Villegas se había arrojado desde la ventana de su celda.

Algunas muchachitas tocaron disimuladamente la tela de su vestido, para apreciar mejor su finura. Fueron acudiendo, atraídos por el suceso, los principales personajes del campamento, y el español hizo la presentación de sus amigos Canterac, Pirovani y Moreno. Al ver Watson que los hombres que habían cargado con los equipajes los metían en su vivienda, buscó á Robledo apresuradamente.

Señor, eso no me concierne... (ce n'est pas mon affaire) exclamó la fondista, acudiendo, para mejor explicarse, a su idioma natal . Yo recibo viajeros, ¿no es eso? Viene una dama con un caballero, ¿no es eso? Me paga la estancia de esa dama al marcharse, y yo no le pregunto si tiene o no derecho para pagar, ¿no es eso?

Y aquí fué el origen del desafío, porque el marqués montó en cólera y retó al conde, acudiendo los dos rivales á los pocos días á las inmediaciones de la ermita de San Sebastián, donde se batieron briosamente, mas cuando era más empeñada la lucha se rompió la espada del Asistente, parando sus golpes el de la Algaba.

Sus conocimientos estratégicos, que no había tenido ocasión de aplicar en el campo de batalla, servíanle admirablemente para entrar a saco en el corazón de las bellas damas de la corte. Bloqueaba primero la plaza con miradas lánguidas, acudiendo a los teatros, al paseo, a las iglesias que ellas frecuentaban.

¿Qué es eso? ¿qué es eso? dijeron varios acudiendo en su auxilio. Nada, que al bajarme el borriquito de la señora alzó la cabeza y me dio un golpe en la nariz tuvo la habilidad de decir. Después fue a lavarse al arroyo y mientras los demás mostraban su disgusto con frases de compasión, él las hacía jocosas.

El golpe brutal que él la diera entonces con la bota en el vientre, y el alarido de la mujer al caer de espaldas sobre los mármoles, conservaban aún, en su recuerdo, actual y tremenda realidad. La calentura le rebrotaba en la sangre al evocar en seguida el movimiento simultáneo de los moriscos, levantándose de las almohadas y acudiendo en tumulto.

Las sangrientas conmociones que registra la historia de Tayabas, no obedecen á otro móvil que al religioso culto que rinden á lo suyo. Todo lo que tiene el tayabense de díscolo, tiene de humilde y obediente, acudiendo á cualquier llamamiento que se haga á sus sentimientos, sabiéndolo llevar. La provincia de Tayabas es la más fácil y difícil de gobernar.

Os aconsejo que os vayáis dijo éste, acudiendo al reparo de los golpes que le tiraba el embozado , porque si no os vais, os va á suceder algo desagradable. ¡Hola! ¿se me os venís con estocadas? ¡perfectamente! pero es el caso que yo no quiero mataros, amigo mío. Echó fuera dos ó tres estocadas bajas, y aprovechando un descuido del contrario, le dió un cintarazo encima del sombrero.