Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de julio de 2025
Yo contesto que nadie es dueño de su dinero, ni de un grano de arena, ni de la hoja seca de un árbol, ni del aliento de su boca, para hacer despropósitos y sandeces; nadie es dueño de nada para abusar, porque nadie tiene el poder de cometer absurdos.
Rosita, a quien el Conde se lo confiaba todo, quiso no pocas veces averiguar, en secreto y para ella sola, la verdad del caso. El Conde negó a Rosita que hubiese caso alguno que redundase en daño de don Braulio, y mostró enojo de que ella creyese que le había, y le suplicó, y hasta le exigió, que disipase tan absurdos rumores.
Su mirada pareció apiadarse de la ignorancia del marino, que se atrevía á proponerle tales absurdos. Es imposible, Ulises... Llévame contigo. En el mar es donde puedo vivir más segura. Los submarinos no me dan miedo.
D. Peregrín alzó los hombros con un gesto de profundo desdén, como si quisiera decir: «¿A qué viene usted en mi apoyo para contrarrestar los absurdos de este necio?» Aquel dato y aquel gesto concluyeron de aniquilar a D. Juan, cuyo rostro expresó el abatimiento.
En medio de la vasta extensión blanca, aquellos paseantes parecían perdidos, absurdos, quiméricos; no me explicaba cómo una raza compuesta de semejantes pigmeos había podido llevar á cabo las grandes cosas de la historia y realizar, de progreso en progreso, lo que hoy se llama la civilización, promesa de un futuro estado de bienestar y libertad.
Con los absurdos sistemas excogitados por la vanidad filosófica, nada se aclara; con el sistema de la religion que es al propio tiempo el de la sana filosofía y el de la humanidad entera, todo se explica; el mundo de las inteligencias como el mundo de los cuerpos es para el espíritu humano un caos desde el momento en que desecha la idea de Dios; ponedla de nuevo, y el órden reaparece.
Claro es que en estas comedias no tiene entrada esa idealización poética tan preferida por Calderón, porque si éste se detenía con agrado en las inclinaciones más nobles de su país, Rojas, al contrario, se aplicaba al estudio de lo ridículo é insensato; pero á pesar de la desnudez, con que se presentan y flagelan los absurdos de la vida humana; á pesar de los extravíos de su fantasía, no les falta, por lo común, el colorido poético necesario, y no se le puede censurar que haya sido de los primeros en manejar esa clase de comedias posteriores, y tan sobrias en poesía, que casi la abandonan por completo.
Además se trata con una María Suárez... ¿dónde vive esa mujer?... Creo, señora, que sabéis demasiado dónde vive, y quién es la señora María. ¡Yo! Creo que vos sois la dama principal que estuvo anoche en casa de la señora María. ¡Yo! tenéis la mala cualidad de suponer absurdos. ¿Qué tenía yo que hacer en casa de tales gentes? Esa mujer dijo desalentado Montiño vive en la calle de la Priora.
Los personajes cómicos ofrecen al espectador, exagerándolos á sabiendas, los absurdos que se notan en las acciones de los principales; llámanles la atención hacia el exclusivismo, que los domina, y aun aquéllos, cuyo carácter vulgar no puede elevarse á las esferas más altas de la vida, ni siempre conocen toda la verdad, pueden indicar, sin embargo, el punto de donde no debemos salir, para apreciar al conjunto en su justo valor.
Y Gertrudis deja escapar entonces de sus labios un torrente de palabras confusas; está casi muerta de impaciencia, y habla mal del reloj, que parece retardar la hora de la comida, y de los absurdos zapatos de baile en los que sus pies no querían entrar... Están demasiado ajustados, me aprietan mucho; pero son bonitos ¿no es verdad?
Palabra del Dia
Otros Mirando