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Actualizado: 8 de septiembre de 2025


Yo, turbado hasta lo sumo, le dije que quería ir a la escuadra, y que cuando volviese me podría querer a su antojo; pero que si no me dejaba realizar mi deseo, la aborrecería tanto así, y extendí los brazos para expresar una cantidad muy grande de aborrecimiento.

Del aborrecimiento que los indios tienen a la comunidad, de la corta asistencia que tienen de ésta y de las vejaciones que reciben de los corregidores y cabildos resulta la mayor parte de la deserción que se experimenta en los pueblos; la que es tanta que se puede computar que en el día está fuera de sus pueblos cuando menos la octava parte de los naturales que existen.

Abandonados de toda Europa con la estéril e inútil conmiseración de algunas Potencias y con el soberbio desdén y secular aborrecimiento de otras, siempre hubiéramos sucumbido en la lucha, y mientras más la lucha hubiera durado, más honda y más cruel hubiera sido nuestra caída. Menester es resignarse: no hay otro remedio. ¿Qué ventaja pueden traernos ya las recriminaciones?

Y es la primera duda la de si seré yo tan crudo censor de los sonetos porque la vejez me infunde aborrecimiento al Amor: pero la duda se disipa pronto, y creo que mi profundo respeto y mi ardiente devoción al Amor son los que me inspiran.

Y con esto y con aquellas alucinaciones que nunca logró echar por completo de su cabeza, acabó por cobrar aborrecimiento a las señoronas sin haber visto una sola en todos los días de su vida.

El ardiente amor que el Comendador le había infundido, siendo causa de que ella se humillase, se había convertido en espantoso aborrecimiento y sin perder este carácter, sin volver á su ser primero, porque ya no era posible, porque su alma tenía mucha hiel para poder amar, habíase recrudecido en su seno durante la entrevista con el hombre que le inspiraba.

Esa Serafinita es la que le ha sorbido los sesos a mi pobre Carolina, es la autora de mi desgracia y del aborrecimiento que tengo a mi propio domicilio... ¡Oh!, amiga mía, no sabe usted qué enfermedad tan triste es esa del horror a la casa... Felizmente no la conoce usted... Yo quisiera estar fuera todo el día, y no parecer por allí... Insensiblemente me acostumbro a considerar como casa propia la casa de mi amigo, y ni un instante se me va del pensamiento la comparación entre el calor cordial de aquí y la frialdad seca de allá... Soy hombre que no puede vivir sin cariño.

En las largas temporadas que D. Fadrique pasó en la India se aficionó mucho á la dulzura de los indígenas de aquel país y tomó en mayor aborrecimiento el fervor religioso y guerrero de otras naciones.

Si cobarde vuelves la espalda, no vuelvas jamás a mi casa, ni te acuerdes nunca de tu madre, ni cuentes ya con su tierno cariño... Su indignación, su aborrecimiento eterno: he aquí la recompensa que te aguarda. He subrayado estas palabras porque son puntualmente históricas: constan en papeles impresos de aquel tiempo, que puedo mostrar al que verlos desee.

Hecho esto, almorzaron de las sobras del real que del acémila despojaron, bebieron del agua del arroyo de los batanes, sin volver la cara a mirallos: tal era el aborrecimiento que les tenían por el miedo en que les habían puesto.

Palabra del Dia

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