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A pesar de lo dicho, que tal vez haga recelar que se reconcentre en Madrid lo más luminoso y activo de nuestra nación, es lo cierto que persisten aún grandes focos de luz y de actividad en nuestras provincias, y por ello no podemos menos de alegrarnos como partidarios que somos de este inocente y pacífico regionalismo.

Y como dicho teatro ha de estar en algún punto y no le hemos de fundar en Ovejo, en Churriana ó en la Madroñera, lo natural y razonable será fundarle en Madrid, sin hacer caso de la ruin y disparatada envidia del regionalismo. Aquí se me ocurre algo que me atrevo á llamar antinomia y que no puede menos de motivar una digresión inevitable aunque prolija. Ojalá que no sea cansada.

Por esta desconfianza echamos á los judíos y á los moriscos; por esta desconfianza se rompió nuestra unión con Portugal, y al romperla perdió Portugal lo mejor de su imperio en la India; por esta desconfianza estuvo á punto de separarse de nosotros Cataluña; en parte, por esta desconfianza se han emancipado prematuramente todas las colonias españolas del continente americano; y por esta desconfianza brotan hoy ominosos chispazos de regionalismo, ya en la misma Cataluña, ya en las provincias vascongadas, ya en Galicia.

Era accionista importante de la compañía naviera á la que prestaba sus servicios. Los compañeros calculaban con orgullosa exageración la riqueza de su madre, tasándola en millones. Encontraba amigos en todo buque que ostentase á popa la bandera española, fuese cual fuese su puerto de origen y el regionalismo de sus tripulantes.

Seriamente no hay temor de que por allí el enojo causado por el desdén ser a un regionalismo separatista, porque sería bastante dificultoso que en Andalucía pretendiese nadie escribir en otro idioma que no fuera el castellano.

Yo, que políticamente no gusto del regionalismo, le celebro y aplaudo en literatura. Prefiero muchos focos luminosos a uno solo, por esplendor que tenga, que brille en el centro y que se difunda por todas partes.

Así se instruirán, y aunque sea con vuelo inseguro, elevarán el alma a las más altas regiones a donde puede subir nuestro entendimiento o nuestra fantasía. El regionalismo literario en Andalucía. En Junio de 1856, si no me es infiel la memoria, pasé yo muy agradablemente tres semanas en la famosa ciudad de Moscú, capital de todas las Rusias.

Mucho me felicitaría yo de todo esto, aplaudiéndolo, si la manía del regionalismo no lo echase un poquito a perder; pero hoy quiero prescindir del regionalismo y no decir de él una palabra. Diré, , que Barcelona compite con Madrid, y aun se adelanta y supera a Madrid en muchos puntos.

Una de las causas, la mayor tal vez de la postración y del hundimiento en que nos vemos, es la cortísima estimación en que se tienen hoy los mismos españoles; cortísima estimación que, combinada con el sobrado aprecio y exagerado buen concepto que cada cual forma de propio, nos arrastra a la desunión, al regionalismo y al separatismo.

A ver si esto se aviene con silbar y apedrear los conventos y las procesiones devotas, y con otros desahogos por el estilo. Acerca del regionalismo separatista, me parece que doña Emilia se expresa con discreción y tino.