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Sentía por la tía Hellinger el odio más vehemente, por el viejo médico el afecto más profundo; en cuanto a la multitud indiferente de los burgueses, de miradas indiscretas y pérfidas, que computaban tan exactamente y calculaban con sus dedos la ruina de Roberto, les reservaba mi desprecio más glacial.

Se proveían por entonces los pilotos de unas efemérides perpetuas de la declinación del sol, deducidas de las Tablas Alfonsinas, con las cuales y la altura meridiana calculaban la latitud con error que podía llegar á dos grados.

Aunque se hallaban bajo tierra, sin que disipase la obscuridad más luz que la de algunas lámparas, harto bien medían todos el tiempo y calculaban que era más de media noche.

De entonces en adelante, cuando calculaban que podían preguntarles la lección, iban a clase; pero los más de los días, luego de pasada lista, se escurrían, o pinchándose las encías y manchándose el pañuelo, fingían echar sangre por las narices para que les dejaran salir, renegando de la declinación y el hipérbaton latino como de las mayores infamias que inventaron hombres.

Mientras estaba en reparación había podido tolerarse la conducta del capitán. Los ingleses pagaban decía Tòni . Pero ahora no paga nadie, el barco está sin ganar, y gastamos todos los días... ¿qué es lo que gastamos? Calculaban él y el cocinero detalladamente el costo del sostenimiento del vapor, asustándose al llegar al total.

Por las frases amargas que a menudo dejaba escapar se suponía que no eran muchos, y por el cuidado con que ocultaba su domicilio y evitaba el hablar de su familia calculaban que debían de ser bien humildes. Señor Moreno, yo no pensaba... ¡Piénselo usted todo, amigo Sánchez, piénselo usted todo! exclamó el joven con un gesto de resolución desesperada.

Era accionista importante de la compañía naviera á la que prestaba sus servicios. Los compañeros calculaban con orgullosa exageración la riqueza de su madre, tasándola en millones. Encontraba amigos en todo buque que ostentase á popa la bandera española, fuese cual fuese su puerto de origen y el regionalismo de sus tripulantes.

Los amigos de la familia de la Lage se permitían alusiones desembozadas a la próxima boda; los criados, en la cocina, calculaban ya a cuánto ascendería la propineja nupcial. Al recogerse, sus hermanas daban matraca a Rita. A todas horas reían fraternalmente con el primo y una ráfaga de alegría juvenil trocaba la vetusta casa en alborotada pajarera.

Muchos calculaban con ojos de codicia las cantidades que se amontonaban ante sus manos. Ya está en los trescientos mil... Tal vez tiene más... ¡Ojalá llegue á ganar millones!... ¡Qué gusto ver saltar al Casino!