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Y el mal era mayor y mas crecido: Que los gobernadores se han jactado De tener mazac

Aquesta gente iba mal parada, Y el frio que tomaron, escarmiento Fué para el Chiriguana y cognomento. En este tiempo ya habian venido Por otra parte y via al Perú gentes: Por ser tan exquisitos, no he querido Sus nombres referir tan diferentes. En una lengua muchos se han unido, Que es quichua, y los hidalgos y valientes, De aqueste nombre Inca se han jactado, Y

Los sentimientos que la agitaban eran la ira y la vergüenza. ¡Poner la mano sobre ella un hombre, cuando sus mismos padres no lo habían hecho después que fué mujer! ¿Qué pensarían de ella las comadres ante las cuales se había jactado tanto? ¿Qué diría Manolo Uceda, á quien había desmentido tan orgullosamente hacía pocos días?

Temo lo que mi padre temía respondió. ¿Y qué era eso? Que cumpliera cierta amenaza que muchas veces había hecho a mi padre, y más tarde a . El día que abandoné mi hogar me amenazó también... desafiándome a que pronunciara una sola palabra. , ese tuerto tenía sobre ella un poder absoluto, como se había jactado delante de la señora Percival.

La Beaudoin, al retirarse después de treinta años de servicios, se había jactado de continuar gobernando los «Correos y Telégrafos» bajo su sucesora, «una persona tan joven y tan inexperimentada a la que sería caritativo guiar y aconsejar

Como que se había jactado más de una vez delante de , de que con esas ataduras había de amarrarme él a la tierra de mis mayores, y para siempre jamás, «per saecula saeculorum»: así, hasta en latín, había recalcado la jactancia.

Poco después que ellas, subimos nosotros a la galería y dimos algunos paseos contra la voluntad de mi patrón, que a todo trance quería llevarme a casa para que me mudase. Mas yo tenía deseos de permanecer allí para confirmar a las monjas, sobre todo a la jocosa morena, en la salud y vigor de que me había jactado.

Cecilia se obstinó secamente en rehusar su consentimiento para que viniese a casa. Entonces Gonzalo, un poco irritado por la disputa, y herido en su amor propio por haberse jactado sin razón delante de Paco de su influjo sobre la joven, dejó escapar algunas frases duras: «¿Por ventura le parecía poco para ella? Paco no era rico, pero podía aspirar a su mano.