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Esta lucha persiste todo el siglo XVIII y ofrece dos fases diversas: en la primera mitad de ese siglo triunfa el partido nacional, y en la segunda mitad del mismo se inclina más y más la victoria en favor de los galicistas.

Triunfo del partido nacional contra los galicistas. En breve echó la forma nacional del drama tan profundas raíces en el ánimo del público, que otro cualquier linaje de ensayos heterogéneos no podía tener en el teatro favorable éxito. No era ya de temer que la flor lozana de la poesía original fuese deshojada bajo el peso de la falsa erudición.

Su famosa Poética apareció en 1737, obra destinada á reformar radicalmente la literatura española, y reputada hasta ahora por los galicistas como el código del buen gusto. Con decir que esta poética tiene por maestros á Boileau y á los intérpretes franceses de Aristóteles, indicamos también su espíritu y su tendencia general.

El Nuevo Mundo descubierto pertenece á las comedias de Lope más satirizadas por los galicistas, y hasta los más benévolos la han calificado de loca extravagancia; pero cuando se fija la atención en lo que constituye su centro de unidad, que es el ensalzamiento de la fe católica, es preciso convenir en que no falta en ella, para ser perfecta, el enlace necesario de sus partes.

Los galicistas del siglo XVIII, tan ignorantes como mezquinos, se atrevieron solos á calificar en general la poesía española de este siglo de que hablamos, de poesía de mal gusto, distinguiendo sólo, en toda la literatura del mismo, alguna que otra producción rara y fenomenal, y no de mucha importancia.

Cristóbal de Mesa. Esteban Manuel de Villegas. Bartolomé Leonardo de Argensola. Cristóbal Suárez de Figueroa. Triunfo del partido nacional contra los galicistas. 329 CAPÍTULO XXIV. Diego Jiménez de Enciso. Juan Pérez de Montalván. 367 CAPÍTULO XXV. Tirso de Molina. Su Apología de la Comedia Española. Sus obras dramáticas en general. 389

Las comedias de este poeta fueron muy famosas en la época, en que españoles patriotas, amantes de su teatro nacional, acometieron su defensa contra los ataques de los galicistas, y que, para no herir demasiado á sus adversarios, eligieron aquellas obras dramáticas menos opuestas á los preceptos de Boileau, cifrando en ellas sus alabanzas.

Tanto se habían repetido en el intervalo las falsas ideas de los galicistas en diarios y en escritos ligeros, que llegaron á penetrar entre los mismos que con más obstinación les habían hecho la guerra, demostrando así la verdad evidente de que hasta las cosas más insensatas y más absurdas, á fuerza de repetirlas, acaban por alcanzar tanto crédito como el Evangelio.