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Mira, niña, que andamos en oficio muy peligroso y lleno de tropiezos y de ocasiones forzosas, y no hay defensas que más presto nos amparen y socorran como las armas invencibles del gran Filipo: no hay pasar adelante de su plus ultra.

Por supuesto, todos tenemos creencias la creencia es la expresión, el resultado, la forma de la razón humana en un asunto y en una época pero unos tienen creencias voluntarias que pueden cambiar o dejar, como el traje civil del particular, y otros tienen creencias forzosas, como el uniforme del fraile o del soldado, que no pueden cambiar o abandonar sin incurrir en penalidades; unos tienen creencias antiguas y otros tienen creencias modernas, porque la razón humana tiene hijas mozas y tiene hijas viejas.

Las solteras forzosas han gritado tanto sus desilusiones, que el mundo, generalmente poco benévolo, ha creído que todas las solteras estaban en el mismo caso. ¡Vírgenes y mártires! exclamó muy contrariada por esta nueva concepción. ¡Es completo! La de Ribert y Genoveva se echaron a reír. Mi consternación les divertía.

Dame esas manos hermosas Por la merced que me haces, Que ansí por satisfaces Obligaciones forzosas. Conozco tu heroico nombre Y entendimiento en querer Enseñarme, aunque mujer, Lo más que debo a ser hombre. Pues es forzoso ir a Alora Y quieres acompañarme, Hasta allá no he de curarme Si no lo mandas, señora.

Rióse don Quijote de la aplicación del nombre, y el cura le alabó infinito su honesta y honrada resolución, y se ofreció de nuevo a hacerle compañía todo el tiempo que le vacase de atender a sus forzosas obligaciones. Con esto, se despidieron dél, y le rogaron y aconsejaron tuviese cuenta con su salud, con regalarse lo que fuese bueno.

Por todas partes no hay mas que saqueos y robos; se imponen contribuciones forzosas, se confiscan los caballos, las vacas, los bueyes, los carruajes. ¡Bah!, ¡bah!, ¡bah!, no es posible... ¿Qué me dicen ustedes? Eso me asombra; ¡unos hombres tan francos, unos amigos tan buenos, que vienen a salvar a Francia! No puedo creerlo. ¡Después de una proclama tan hermosa!

Sus forzosas separaciones son penosas; las escapatorias que permiten reunirse tienen un encanto que el arte no puede ocultar, ni los esposos se avergüenzan de demostrar su felicidad. Los que lo tienen gastado, dirán que esto es propio de gentecilla, que es muy prosaico. Poco importa la forma, cuando el fondo es tan conmovedor.

Los límites de la propiedad no están marcados; los ganados, cuanto más numerosos son, menos brazos ocupan; la mujer se encarga de todas las faenas domésticas y fabriles. El hombre queda desocupado, sin goces, sin ideas, sin atenciones forzosas; el hogar doméstico le fastidia, lo expele, digámoslo así. Hay necesidad, pues, de una sociedad ficticia para remediar esta desasociación normal.