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Deploro que España, la Italia del Océano, como la Italia es la España del Mediterráneo, ande todavía á vueltas con esa confusion, con esa algarabía que se llama zarzuela. En este momento viene á mi memoria el teatro de Jovellanos, y ¡cuan mezquino me parece! No obstante, hay que ser justos.

Por otra parte, yo me atrevo a sostener que en la más desvergonzada zarzuela bufa no hay la quinta parte de los chistes primaverales o verdosos que en muchas comedias de Tirso, que en muchos sainetes de don Ramón de la Cruz y que en muchas otras producciones dramáticas de nuestro gran teatro clásico.

Qué cosas tienes, mujer observó Belén muy apurada, acordándose de cuando fue corista y representándose con terror el escenario de la Zarzuela ; otras han hecho también pecados feos, pero los han llorado como , y cátalas perdonadas. Mauricia tenía un pañuelo en la mano; pero con la humedad del lloro y del sudor era ya como una pelota. Amasábalo en la mano y se lo pasaba por la angustiada frente.

La capilla de la catedral se trasladó en masa al coro de San Isidro reforzada por algunas partes rezagadas de la última compañía de zarzuela, que había tronado en Vetusta. Los sermones se encomendaron a otro jesuita, el Padre Martínez, que vino de muy lejos y cobrando muy caro.

Tengo para , como cosa evidente, que la zarzuela es una mezcla impura y hasta repugnante para toda persona que tenga la emocion del arte verdadero; pero si la zarzuela ha de hacer en España lo que el vaudeville ha hecho en Francia; si consideramos en ella un medio que ha de conducirnos á la posesion del verdadero arte, tenemos que aceptarla como una elaboracion nacional que ha derribado una antigua taberna, para levantar un nuevo coliseo; una elaboracion que representa ya una gran suma de intereses y de profesiones; una influencia poderosa que comunicará á la muchedumbre un gusto transitorio, el cual la empujará hácia el gusto definitivo: esto es, hácia la ópera española.

Así pues, don Manuel, que se desdeñaría de tender redes a un ricachón plebeyo, se propuso inmediatamente hacer cuanto estuviese en su mano para que su sobrino pasase a yerno, como el Sandoval de la zarzuela. ¿Conformaban las primitas con las opiniones de su padre?

Después se esforzó por reconstruir mentalmente su diálogo con don Juan, y le pareció que había dado prueba de buen gusto censurando el exagerado atavío gitanesco. Por último, pensó que otros trajes y otros papeles le sentarían mejor: por ejemplo, el de la Princesa de Pan y Toros, el de la Magdalena de La Marsellesa, el de Aurora en Luz y sombra. , ; zarzuela seria. Y se durmió.

Mujeres del pueblo, tirando de la mano de sus pequeños, seguían al marido, que iba con la capa caída, la gorra ladeada y los ojos brillantes, canturreando todos algún coro de la zarzuela de moda.

Hace dos años estuve en Madrid y llevé una obra a la Zarzuela y otra a Apolo... Me hicieron ir y venir muchas veces; me daban mil excusas inverosímiles; yo estaba ya cansado. Y al fin me dijeron que habían leído las obras y que les parecían anticuadas. Anticuadas, ¿por qué? El arte, ¿puede nunca ser anticuado?

El que abandona a César por el Marqués de Caravaca; La tragedia por la zarzuela; La fama por el dinero. Bien sabía Vega lo que se decía cuando dijo que la musa diez era el hambre. Nosotros hemos dicho que el hambre es la musa única de los españoles. Y si no, ¿quién les inspiró la revolución de julio?