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Actualizado: 19 de junio de 2025
Por ella empieza una juventud toda reciente en la Naturaleza, por ella una llama de deseo, el amor, y el amor de familia, de raza que, propagado por el hombre, producirá el divino remate de la vida, la Piedad. Pero con ese don magnífico aumenta infinitamente la sensibilidad nerviosa, y uno es mucho más vulnerable, mucho más capaz de gozar y de sufrir.
Su coraza, ó si se quiere, su fortaleza de piezas movibles, retráctiles y reparables en caso de accidente, esa fortaleza, aplicada y anclada invenciblemente á la roca, y más aún á la roca socavada que forma como un muro, de suerte que el enemigo no encuentre punto vulnerable para volar la ciudadela, es un sistema completo imposible de sobrepujar.
Si bien mi tía no me pegaba, desquitábase en cambio diciéndome cosas chocantes. Había adivinado que me dolía ser tan pequeña y no perdía ocasión de herir ese punto vulnerable; me llamaba fenómeno y me repetía que era fea. Poco tiempo antes, hallábame yo misma muy linda y tenía mucho más confianza en mi opinión, que en la de mi tía.
No concibo que la señora duquesa sea capaz de tomar esa venganza mezquina, máxime cuando al negarme ahora a complacerla, estoy evitando que la señora duquesa se haga responsable de una acción indigna. Chico, te desconozco. Me has atacado ahora por el punto vulnerable. Tienes razón.
Los veinte años que acababan de transcurrir acudían á su memoria llenos de malos procederes, de acciones pérfidas, imaginadas por ella para atormentar á Roussel, y ante la afección, tan sencillamente expresada, que éste experimentaba por aquel joven, la solterona comprendía porqué sus venganzas habían resultado infructuosas y que si sus artimañas no habían producido efecto, era porque el corazón de su enemigo no ofrecía más que un punto vulnerable.
Hizo un esfuerzo para clavar la espada, y el toro se estremeció dolorosamente, pero siguió en pie, rechazando el acero con un rudo cabezazo. ¡Una! clamó con vocerío burlesco el público de los tendidos de sol. «¡Mardita sea!...» ¿Por qué le atacaba esta gente con tanta injusticia? Volvió a apoyar la espada y pinchó, acertando a dar esta vez en el punto vulnerable.
Con su charla de pájaro y su carácter en apariencia frívolo, era el varón fuerte e inconmovible. Expuesta a las tentaciones de otros hombres que la deseaban, no había vacilado jamás. Y él era la mujer sin voluntad, el alma débil y vulnerable a todo deseo, el instinto caprichoso que había que vigilar de cerca y tener siempre de la mano como a un niño enfermo.
Palabra del Dia
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