Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 27 de julio de 2025


Las mariposas volaban por todas partes, las moscas zumbaban, el aire estaba impregnado de mil perfumes; en una palabra, el día me pareció tan espléndido que olvidé mi prudencia ordinaria. Tomé mi libro y fui a instalarme en un prado a la sombra de una parva de heno. Se me oprimía el corazón pensando en las palabras de mi tía.

Oyó un tiro lejano, después el estrépito de las peguetas que volaban riéndose con estridentes chillidos; las vio pasar sobre su cabeza. No se movió. Que se fueran al diablo.

Volaban los tricornios a los balcones; cada cara bonita provocaba floreos interminables, en los que la hipérbole dilatábase hasta lo desconocido; y había muchacho que, impulsado por alguna copita traidora, despreciaba la vulgar invitación de las escaleras y se encaramaba por la fachada, agarrándose a las rejas, para entregar un ramo de flores a la niña y pedirle un duro a la mamá.

Llegáronse luego las otras tres galeras a la capitana, a saber lo que se les ordenaba. Mandó el general que las dos saliesen a la mar, y él con la otra iría tierra a tierra, porque ansí el bajel no se les escaparía. Apretó la chusma los remos, impeliendo las galeras con tanta furia, que parecía que volaban.

Dos minutos después los cristales volaban en pedazos; los muebles, los jergones y la ropa blanca salía por todas las ventanas a la vez. Catalina contemplaba aquel estrago con aire tranquilo, y su nariz aguileña parecía más inclinada hacia la boca.

El carruaje rodaba por la carretera desierta al través de los campos esclarecidos por la luz de la luna. Las nubes volaban también dispersas por los aires. El viento mugía sordamente a lo lejos. Los árboles comenzaban a agitar sus penachos. Ya se divisaba el cercado de la Granja. Luis inclinó la cabeza para despertar a la niña; pero al darla un beso sintió en sus labios el frío de la muerte.

Decidimos, Zelayeta, Recalde y yo no entrar en clase, y, corriendo, nos dirigimos por el monte Izarra hasta escalar su cumbre. Hacía un tiempo obscuro, el cielo estaba plomizo, y una barra amoratada se destacaba en el horizonte; el viento soplaba con furia, llevando en sus ráfagas gotas de agua. Las masas densas de bruma volaban rápidamente por el aire.

Se trataba de magnetismo, espiritismo, magia, etc. y las palabras volaban por el aire como los cuchillos y las bolas de los juglares: ellos los arrojaban y ellos los recogían. Aquel año llamaba mucho la atencion en la feria de Kiapò una cabeza, mal llamaba esfinge, espuesta por Mr. Leeds, un americano.

Las notas volaban como suspiros, su timbre antiguo hacía más adorable aquel canto entonado por una voz fresca. Juan, cerrados los ojos, saboreaba el encanto de aquella melodía de antaño, que parecía el eco lejano de un pasado muerto. Se sentía triste hasta derramar lágrimas. Un grito de espanto de la joven lo arrancó a su sueño doloroso.

Al caer la tarde volvíamos a paso corto por los caminos pedregosos enclavados entre los campos recientemente labrados cuya tierra era negruzca. Las alondras volaban al nivel del suelo huyendo con un postrer estremecimiento de día sobre las alas. Así llegábamos a las viñas y nos abandonaba el aire salado de la costa. Del fondo de la llanura se elevaba un hálito más tibio.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando