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Actualizado: 1 de noviembre de 2025
La suma del Poder público de que se había investido para Buenos Aires solo, la extiende a toda la República, porque no sólo no se dice que es el sistema unitario el que se ha establecido, del que la persona de Rosas es el centro, sino que con mayor tesón que nunca se grita: ¡Viva la federación; mueran los unitarios!
Aquí terminó Malespina, el cual fue oído con viva atención durante el relato de lo que había presenciado.
Las escenas siguientes representan esta fiesta, descritas con la más viva y brillante poesía. Los asistentes á ella se abandonan sin reserva á sus danzas y cantos, sin aprensión ni temor alguno, cuando de repente se presenta armado Don Pedro y roba á la bella Angélica. El fugitivo Don Luis llega también al mismo paraje, después de consumado el rapto.
Don Mateo, firme, indomable, conservaba tenazmente, con amoroso esmero, este exiguo rescoldo del fuego del placer. Gracias a su perseverancia, aquella noche se convirtió en viva y animada hoguera.
Siempre le quedaba en el fondo del corazón un sentimiento de despecho contra aquellas relaciones que no le traían ninguna viva emoción, ni siquiera nuevos placeres. La de ahora ofrecía una originalidad que la encantaba. Su amante era un niño a quien casi doblaba la edad. Había comenzado a adorarla por el parecido que la hallaba con su madre.
Blanca era la que había encendido el gas; al hacerlo, dio vuelta y vio a su marido postrado en tierra y a su hija quemada viva en la cuna: retrocedió y dio un grito terrible: el pobre viejo se levantaba al mismo tiempo, y en la puerta que daba al vestíbulo exterior por donde Blanca había penetrado, sorprendía con la vista un hombre joven que había entrado con ella: fue lo primero que vio, quiso lanzarse sobre él, pero el grito de horror de Blanca lo detuvo, y entonces volvió los ojos sobre la cuna de su hija.
Ballesteros, que así se llamaba, replicó que no, pero que había visto muchos en el Brasil. La marquesa se informó con viva curiosidad de las particularidades del árbol; pero quedó sumamente disgustada cuando el mejicano le dijo que la sombra no mataba y que sólo su fruto desprendía un agua corrosiva. ¿De modo que durmiendo debajo de él no se muere?
Y cuando no quería incurrir más en el error; cuando sentía resurgir dentro de sí la necesidad, por largo tiempo insatisfecha, de una íntima comunión; cuando no podía ya vivir solo, volvía a encontrar, en ella, a la hermana. Ir en su busca, decirle de viva voz el gozo que le proporcionaba, había sido su primer impulso; pero no había querido obedecerlo.
Toda la familia continuaba sometida á la rígida autoridad de don Marcelo Desnoyers. ¡Ay, ese viejo! exclamó Julio, refiriéndose á su padre . Que viva muchos años, pero ¡cómo pesa sobre todos nosotros!
No cabía duda: me estaba mirando. Bajamos de nuevo al pueblo, y advertí que Suárez, por más que hizo, no consiguió emparejarse con ella. Se había cogido del brazo de su tía Etelvina y hablaba animadamente sin hacer caso de él, hasta que, despechado al fin, se acercó a acompañar a una de las de Enríquez. «Bueno va», dije para mí con viva alegría, que me brotaba a la cara.
Palabra del Dia
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