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Actualizado: 25 de octubre de 2025


No debéis de conocerme. Si el Rey no viene a prenderme, No hay en todo el mundo quién. REY. ¡Pues yo soy el Rey, villano! PELAYO. ¡Santo Domingo de Silos! D. TELL. Pues, señor, ¿tales estilos Tiene el poder castellano? ¿Vos mismo? ¿Vos en persona? Que me perdonéis os ruego. REY. Quitadle las armas luego. Villano, ¡por mi corona, Que os he de hacer respetar Las cartas del Rey!

1 Porque he aquí que el Señor DIOS de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y la sustentadora, todo sustento de pan y todo socorro de agua; 4 Y les pondrá niños por príncipes, y muchachos serán sus señores. 5 Y el pueblo hará violencia los unos a los otros, cada cual contra su vecino; el niño se levantará contra el viejo, y el villano contra el noble.

-No hay dejarlo a tu cortesía, Sancho -dijo don Quijote-, porque eres duro de corazón, y, aunque villano, blando de carnes. Y así, procuraba y pugnaba por desenlazarle.

En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero. Decíale, entre otras cosas, don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez le podía suceder aventura que ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula, y le dejase a él por gobernador della.

Aquí tenemos un ejemplo muy interesante de la manera ingeniosa, con que los poetas españoles se apropiaban pensamientos ajenos, les daban nueva forma y los aplicaban con fines distintos. Visiblemente se nota en esta obra una reminiscencia de El villano en su rincón, de Lope. Además, García recuerda también á El celoso prudente, de Tirso, y á El comendador de Ocaña, del mismo Lope.

Que si la ponía en ti, Dijo que a Coín vendría Y mi casa quemaría, Y aun dijo que dentro a . Por Alá que habló el villano Tal, que me obliga a reír De ver que entrar y salir Le parezca que es tan llano. ¡Oh Rey, que por esto pasas! ¿Que digan cristianos quieres Que forzarán las mujeres Y pondrán fuego a las casas? ¿Quién dió a Narváez cuidados De los casamientos?

Sería engañar a Dios, engañar al Magistral pensar en ese hombre ni un solo instante, ni siquiera para compadecerle.... ¡Oh! ¡qué hipócrita, qué gazmoña miserable sería yo si tal hiciera! ¡Qué romanticismo del género más ridículo y repugnante sería el mío, si después de tanta piedad que yo creí profunda, vocación de mi vida en adelante, volviera una pasión prohibida a enroscarse en el corazón, o en la carne, o donde sea!... ¡No, no! ¡Ridículo, villano, infame, vergonzoso, además de criminal! ¡Mil veces no!

Le pondré cara a cara con su villano proceder. Estoy convencido de que el coronel Roberto no apreciaba en todo su valor la prueba convincente de la infidelidad y perversión acusada y demostrada hasta la evidencia por el albergue concedido a la hija de Galba en su propia morada.

En efeto: él me paró tal, que hasta ahora he estado curándome en un hospital del mal que el mal villano entonces me hizo. De todo lo cual tiene vuestra merced la culpa, porque si se fuera su camino adelante y no viniera donde no le llamaban, ni se entremetiera en negocios ajenos, mi amo se contentara con darme una o dos docenas de azotes, y luego me soltara y pagara cuanto me debía.

Y todavía diera de buena gana estas molestias, si los ratos en que me veo libre de las asechanzas de ese espíritu villano, pudiera consagrarlos al completo olvido de mismo, ó al cultivo de mi inteligencia y á la adquisición de nuevos conocimientos con el estudio; pero lejos de ello, ese tiempo no me alcanza para precaverme contra unos y vencer el despecho que me producen los actos de los otros; porque el maldito amor propio se rebela lo mismo en estas pequeñeces que en otros asuntos de mayor importancia.

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