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Actualizado: 16 de noviembre de 2025
En una tarde plácida y serena de las postrimerías del invierno, María se hallaba en su cuarto haciendo oración, postrada ante la imagen de Jesús. Todas las ventanas estaban abiertas para recoger la luz que ya se iba escapando lentamente.
Algunos reflejos de tenue luz entraban por dos altas y rasgadas ventanas laterales, cubiertas ambas con grandes cortinones de rojo damasco, desteñido y empolvado.
Las ventanas del Baldío dan, pues, frente al Monasterio de Yuste, escondido en una leve ondulación de la falda meridional de la Sierra de Jaranda, pero cuya situación y cercanías se divisan perfectamente.
Por las calles y plaza á las ventanas Se ponen, que es contento de mirarlas: Con ricos aderezos, muy galanas, Y pueden los que quieren bien hablarlas, No se muestran esquivas, ni tiranas, Que escuchan á quien quiere requebrarlas, Y dicen só el rebozo chistecillos, Con que engañan á veces á bobillos.
Las mujeres desfilaban masculinamente, a grandes zancadas, temiendo la exuberancia adiposa de una digestión inmóvil. Desafiábanse los grupos a quién daría los pasos más largos, y circulaban con una rapidez de fuga entre las ventanas de los salones y los grupos acodados en las barandas.
Un vocerío en la calle, un clamor áspero y bronco, que hizo retemblar las vidrieras, desgarró su visión. ¿Qué es esto? exclamaron algunos. Ramiro, que se hallaba próximo a una de las ventanas, se puso en pie, abrió las maderas y miró. Un grupo de villanos avanzaba hacia el solar cruzando la plazuela.
Sospecho que el clérigo, al oír llamar, había mirado por la celosía de madera que cubría las ventanas de la casa y me había visto. Entonces le entregué la tarjeta y dije que aguardaba contestación. No se hizo esperar mucho. La sorda acudió a decirme que «tuviese la bondad de subir». D. Sabino salió a recibirme fuera de la sala con sotana y gorro. Había cambiado la decoración.
¡Me decía eso y me creía casi justificada, aun ante mi propia conciencia, ciega de mí! Y el crepúsculo volvió: el sol poniente abrasó una vez más el horizonte por encima de la ciudad, arrojando por las ventanas, a las habitaciones, su luz rojiza.
Las mujeres triunfadoras y de aspecto varonil se paseaban por el centro de los salones ó formaban grupos junto á las ventanas.
Suele ser muy comun á los que tienen la imaginacion profunda, andar pensativos, y no reparar en las cosas triviales, mayormente si ocupan el juicio en cosas de importancia. Ariston va por la calle tan profundo, que no repara en los que encuentra, ni saluda á sus amigos, ni se entretiene con la hermosura de los balcones y ventanas.
Palabra del Dia
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