Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de mayo de 2025
Pero en seguida, el anciano, dominando su emoción, exclamó: ¡Está bien, hijos míos! ¡La jornada ha sido dura! ¡Vamos a beber un trago, porque tengo sed! Dirigieron los tres una última mirada hacia el talud sombrío, y viendo los centinelas que de treinta en treinta pasos acababa de poner Hullin al pasar, se encaminaron juntos hacia la vieja alquería.
Nadie protestó; el mismo Valle, que era a quien correspondía poner correctivo a aquellas palabras, se las tragó; el alférez pudo seguir gritando cuanto quiso. ¿Sabes le dijo Miguel cuando estuvieron solos en el cuarto que no es precisamente la dulzura lo que te caracteriza cuando tienes que dirigirte a tu hermana? Enrique encogió los hombros en señal de desprecio.
Y no queriendo decir más, se tragó todo el resto del vaso, dedicándose á la confección de un segundo «refresco» precipitadamente, para recobrar el tiempo perdido. Poco á poco se deshizo la prudente barrera que contenía su verbosidad, y habló con el mismo abandono de siempre; pero su flujo de palabras no arrastraba noticias precisas.
Se encontraban en ella los mismos alegres compadres, que me recibieron con igual agasajo y cordialidad. Todos a un tiempo elevaron sus cañas, invitándome a beber. Uno de ellos me dijo: ¿Qué tal la morenita? La pregunta me turbó extremadamente en aquel momento. ¡Pchs!... No anda mal. Echamos un trago para no desairarlos y nos fuimos a sentar en un rincón.
Sin embargo, dijo con indiferencia: Como queráis; pero ante todo, voy a beber un trago de cerveza. Y después de haber llamado, se recostó en dos sillas y se puso a golpear la repisa de la ventana con el mango del látigo.
Por la noche, cuando pasa al lado del sitio en que los tragó la enorme masa, parécele que la montaña, de la cual se desprendió el alud, le mira de mala manera, y entonces apresura el paso para huir del lugar siniestro. También algunas veces los restos del derrumbamiento le recuerdan la inesperada salvación de un compañero.
Por no saber, no sabes ni siquiera perderte». Pero se contuvo y se tragó su ira, desahogándola después en agitado soliloquio: «No he visto otra. No tiene vergüenza, ni tampoco sentido común. ¡Qué canalla y al mismo tiempo qué bestia! Si hubiera un Infierno para los tontos, ahí debieras ir tú de cabeza».
Sí, hermanos hasta tocar el bolsillo respondió Wittmann . Vamos, eche usted un trago, y eso le tranquilizará. Entonces, ¿usted ha visto pasar quince mil? añadió el almadreñero.
La reina, pues, procuró neutralizar el poder de Lerma respecto al insuficiente espía que la había puesto al lado, colmando de favores y distinciones á la duquesa y demostrándola un cariño de amiga, más que de soberana. La duquesa tragó el anzuelo, y no vió de la reina más que lo que la reina quiso que viese.
Llegó un día en que las recogidas se alzaban sobre las puntas de los pies o daban saltos para ver algo más y despedirse de aquellos amigos que se iban para siempre. Por fin la techumbre de la iglesia se lo tragó todo, y sólo se pudo ver la claridad del crepúsculo, la cola del día arrastrada por el cielo.
Palabra del Dia
Otros Mirando