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Actualizado: 12 de julio de 2025
¡Aquélla era, sí, la muy noble y muy leal matrona, con sus rotas murallas; con su centenar de torres y cúpulas, que en línea horizontal se dibujaban en el cielo; con sus amplios edificios de dorada piedra, que reverberaban al sol, y precedida de una verde arboleda, que parecía servirle de zócalo ó de alfombra!
¡Jesús! ¡Torres!... ¡qué disparate!... exclamó Rosalía viendo alzarse ante ella, como una aparición fantástica, la imagen de su acreedor . No sé si he dicho a usted que mañana antes de las doce... ¡Ay!, fue una locura la compra de aquella manteleta. Ya ve usted... ¿qué necesidad tenía yo de estos ahogos?
Al subir sobre alguna de las torres de las numerosas iglesias de la metrópoli brabantina, se contempla en su conjunto un magnífico panorama que interesa mucho cuando sus pormenores son observados con atencion.
Era una fiesta para Ramiro cada una de las visitas que solían hacer, en lo alto de las torres, a aquel «bachiller de badajos», como le llamaba el escudero.
Frente a él, en la margen opuesta, Toledo se extendía de naciente a poniente, escalonando sobre el alto peñón sus tejados grises, sus pálidas paredes, sus torres numerosas. Liso y vertiginoso escarpamiento caía desde la ciudad hasta el fondo de la angostura, cubierto al parecer de vieja ceniza deleznable, como si el fuego de Dios hubiese pasado por allí, arrasando toda raíz y toda simiente.
En esa segunda parte de la ciudad las plazas son graciosas, las calles anchas y rectas y las casas muy elevadas: las magníficas arboledas hacen un juego pintoresco con las severas torres de las iglesias y las estatuas y fuentes que decoran las mejores plazas ó plazuelas.
Las formas métricas, que emplea Torres Naharro, consisten de ordinario en versos trocaicos rimados, casi siempre de ocho sílabas, aunque con pies quebrados, y tanto unos como otros alternan en las diversas piezas, y á veces componen estrofas muy artísticas. Preceden á cada comedia un introito y un argumento.
Sí: apelo a todos los que han viajado verdaderamente, y no por los libros: el circo de Gavarni, las Torres de Marboré, el boquete de Roland, ¿no son, en su género, tan admirables, tan incomprensibles, tan grandiosos como el manoseado Mont-Blanc, la caída del Rin o la del Aar? ¿En qué país lograrán ustedes encontrar, en la cima de una montaña, un lago en el cráter de un volcán?
Para las torres que se construían en el décimo siglo en la Europa cristiana, no dejaba de ser estraordinaria la altura de 72 codos dada al alminar ó zoma de Córdoba. Esta torre existia aun en tiempo de Ambrosio de Morales, que ligeramente la describe.
15 Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, 16 Día de trompeta y de algazara, sobre las ciudades fuertes, y sobre las torres altas.
Palabra del Dia
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