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Actualizado: 5 de junio de 2025
La enojosa tormenta, pues, pasada, Al punto que la noche se viniera, Las balsas desamparan este puesto, Y oid lo que sucede, pues, de aquesto.
Se adivinaba fuera del parque un gran movimiento de tropas. Pasaba otro cuerpo de ejército con sordo rodar de marea. Las cortinas de árboles ocultaban este desfile incesante que se dirigía hacia el Sur. Un fenómeno inexplicable conmovió la luminosa calma de la tarde. Sonaba á lo lejos un trueno continuo, como si rodase por el horizonte azul una tormenta invisible.
Los cinco días siguientes hizo una tormenta tan deshecha, refrescando el viento de hora en hora, que á hallarnos en playa, se perdía todo el armada sin remedio alguno.
La pobre esposa, morena, enjuta y obediente, le veía llegar con alegría y con susto, como si fuese una tormenta de lluvia interminable. Cuando Tòni se sentía héroe, sus hazañas iban más allá del cero de la decena.
Pasaron todos y se fueron alejando en una sombra espesa y flotante, húmeda y fatal, como nube preñada de tormenta, mientras Carmencita, desde la blandura suave de su lecho, sonreía con una sutilísima sensación de placer.
¡Cuántas cosas tenía que decirte! murmura la infeliz. Y ahora no se me ocurre nada, absolutamente nada. El la aprieta entre sus brazos más estrechamente; y los dos permanecen silenciosos e inmóviles, mientras la tormenta los sacude y la lluvia los azota.
El capitán, según entonces nos confesó, nunca había navegado más que por la costa de Vizcaya, ni conocía la altura en que nos hallábamos, ni, lo que era peor, el modo de averiguarlo: así fué que, encomendándonos á Dios, pusimos la popa al viento, trincamos el timón, y á los siete días de tormenta nos colamos de noche en un boquete que al capitán se le antojó Santoña; mas al preguntar, cuando amaneció, al patrón de un patache que teníamos al costado, en dónde nos hallábamos, supimos que en Castropol.
En las sombrías noches de tormenta, se conmueven, parecen tomar parte en las convulsiones del Océano, y, sin sorprenderse, devuelven fuego por fuego á los resplandores celestes. Es preciso recordar que en aquella época , y hasta 1830, todo el mar estaba en tinieblas.
El abandonado. Vida virgen. La llamada del suelo. La tormenta sobre el jardín de Cándido. El poder de la mentira. Las noches claras. El hambre insaciable. Maternidad. Bajo el cielo vacio. Los pájaros se alejan y las flores caen. El crepúsculo de los dioses. Némesis. Lorenza Albani. El Justiciero. Un drama en el gran mundo. Anomalías. La amazona. La cárcel. Corazón pensativo no sabe adónde va.
Pero nuestros padres aún gozan de la vida; si en ella les alcanzáremos, daremos luego noticia a esta felicísima y abogada confraternidad, para que por sus almas se les haga ese naufragio o tormenta, o ese adversario que vuesa merced dice, con la solenidad y pompa acostumbrada, si ya no es que se hace mejor con popa y soledad, como también apuntó vuesa merced en sus razones.
Palabra del Dia
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