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Actualizado: 6 de julio de 2025


Fue a verle, escogió los que más despertaron su curiosidad por los títulos, y consagró a la lectura todo el tiempo que le dejaban libre el café y el sueño. Tantas ideas adquirió que se sentía con vivas ansias de devolverlas por medio de la propaganda. O predicaba o reventaba.

Es tal la confusión de los títulos y de las obras, que no sabemos cómo generalizar la proposición.

Terminado por fin aquel banquete de familia, Lesperut se empeñó en llevamos al café que da vista al paseo del Palacio Real. Yo abrigaba el mismo proyecto, pero no tuve títulos para disputarle el derecho de agasajarnos. Estaba en su país, en su casa: él era el patron.

Ya oigo la eterna cantinela del prejuicio que grita a mi oído: «Es la hija ilegítima de Santiago Evrard. ¡Gastón, ésa es tu amante, es la hija ilegítima de Santiago Evrard y ése es, Adela mía, el más precioso de tus títulos.

Y así, pues debo á mi fortuna la natural inclinación que siempre le he profesado, suplico á V. md. tenga á bien expresar con toda individuación cuáles son todas sus comedias, enviándome una nómina de sus títulos, para que pueda yo con esta regla irlas buscando, con la seguridad de que no me defraudará la diligencia la incertidumbre de conseguir las de otro; y para este fin incluyo á V. md. la memoria de todas las que hasta ahora tengo en cinco partes, que corren con el nombre de suyas, pidiéndole me diga si hay más; y también dónde hallaré las de la otra memoria, que también incluyo, en que he apuntado las que por ahora he echado de menos.

Al llegar aquí, la titulada doncella sintió una mano desconocida que la llamó en el hombro, y estremeciéndose y volviendo el rostro, miró entre las ramas levantarse las blancas tocas de un turbante, y luego un mancebo saltar gallardamente ante sus ojos, diciéndola: No te asustes, prima, esposa y señora mía; , hermosa Zaida, como te nombra el corazón mío, o bellísima María, como te nombran nuestros altivos vencedores, queriendo así los soberbios, trocándonos los nombres, arrebatarnos los títulos y motes de nuestra elección; , Zaida mía, has visto llegar la luna de Rajeb, término puesto por nuestro tío para este enlace afortunado, única dicha que les resta a los dos vástagos de los Reyes de Granada, a los descendientes de los Califas del Oriente y sucesores de los Omiadas de Córdoba.

Presenten sus títulos a la gloria y los respetaremos y pondremos sus obras sobre nuestra cabeza. ¿Y al paso que nadie se atreve a tocar a esos sagrados nombres que sólo por antiguos tienen méritos, son juzgados los jóvenes que empiezan con toda la severidad que aquéllos merecían?

Para conquistar un alto puesto es preciso mucha actividad, constancia, esfuerzos; para granjearse brillante nombradía es necesario presentar títulos que la merezcan, y estos no se adquieren sin largas y penosas fatigas; para acumular riquezas es indispensable atinada combinacion y perseverante trabajo; hasta los placeres mas muelles no se disfrutan si no se anda en busca de ellos, y no se emplean los medios conducentes.

«Cuando nos casemos continuó la señora no habrá uno solo de esos emperadorcillos y cancilleretes que no te acate y reverencie como á misma, porque has de saber que yo soy la Reina de todos los que en aquesta parte del mundo existen, y mis títulos no son usurpados, sino transmitidos por la divina Ley muñequil que estableciera el Supremo Genio que nos creó y nos gobierna.

Quiso el príncipe leer los títulos de las partituras, y Spadoni intentó ocultarlas con una precipitación cómica. ¡Verdaderas porquerías!... No hay que mirar eso, Alteza. En esta Costa Azul, cuando las señoras entradas en años no encuentran ya quien las ame, se dedican á escribir romanzas ó bailes de gran espectáculo, y el Casino acepta sus obras para no disgustarlas.

Palabra del Dia

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