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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Por la mañana bien temprano volverían á comenzar. Según caminaban por el monte abajo, la Pura se había ido quedando un poco rezagada. Tiró un poco de la manga de la camisa á Nolo y acercándose á su oído cuanto pudo le dijo en voz apenas perceptible: Tengo que hablarte... Vuelve en seguida. Turbado quedó el mancebo.
Viéronse en la necesidad de matarlo de un tiro. #Marzo 9 # Hoy hace treinta y nueve días, hora por hora, que el perro rabioso entró de noche en nuestro cuarto. Si un recuerdo ha de perdurar en mi memoria, es el de las dos horas que siguieron a aquel momento.
A lo mejor, cualquier chusco se lo canta y ya tenemos jaqueca para rato... ¡Como no le dé por venir a matarme!... Eso tendrá que ver. Pero muy descuidada habría de cogerme, porque le deshago yo de un par de porrazos... Pero, ¿y si entra, se esconde, me acecha, y ¡pim!, me pega un tiro?... No; yo tengo que estar con mucho cuidado. Ni a Cristo le abro yo la puerta.
El tío Ventolera tiró de su aparejo de pesca con un ronquido de satisfacción. ¡Y van ocho!... Pendiente de un anzuelo, coleaba y movía sus patas una especie de langosta de obscuro gris. Otras semejantes descansaban inertes en una espuerta al lado del viejo. Tío Ventolera, ¿no canta usted la misa? Si usted lo permite...
Nada, que Mesía, como era natural, se opuso; dijo que Quintanar y todo Vetusta podían atribuir a miedo su ausencia. Pero Frígilis, que tiene cierta influencia sobre don Álvaro, le obligó a darle palabra de honor de que al día siguiente tomaría el tren de Madrid. Parece ser que Quintanar tuvo en sus manos la vida de Álvaro; que pudo matarle de un tiro y no le mató.
Hemos discurrido despacio, y es ya tiempo de proceder de prisa. La duquesa tiró de un cordón de la campanilla y movilizó la servidumbre. Don Anselmo Novillo sale ahora mismo a la captura de los prófugos. No dudamos que usted nos proporcionará los detalles imprescindibles.
Don Celso, agonizante quizás a aquellas horas, o tal vez cadáver ya; Lita y su madre a su lado, asistiéndole o rezando por él; Facia en los paroxismos de su reproducida tribulación; tres bandoleros asaltando la casa, y yo, con Chisco y Pito Salces, a tiro limpio con ellos, acabando de matar con el susto a mi tío, si aún vivía, y poniendo a punto de morir de congoja a las mujeres, a dos de las cuales, por lo menos, estaba yo obligado a defender de todo riesgo mientras me quedaran un soplo de vida, un cartucho que quemar o un asador que esgrimir.
Casi todos los cantones suizos tienen un establecimiento permanente donde los ciudadanos se ejercitan en el tiro de fusil ó carabina, como en otro tiempo en el de alabarda.
El Capitan mandó que se emboscasen Los once de á caballo, hasta tanto Que los alegres bárbaros llegasen A tiro de arcabuz, porque de espanto De ver á los caballos, no tornasen: Y el Capitan se puso al otro canto Con sus arcabuceros, atendiendo Se fuese el enemigo introduciendo.
Quiso el Señor perseguirla y alcanzóla por el rabo; mas tan fuerte tiró la mona, que el rabo se le arrancó, quedándosele al Señor en la mano. Para lo que voy a hacer, lo mismo da... Y de aquel extraño utensilio formó a la madre del linaje humano.
Palabra del Dia
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