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Actualizado: 24 de octubre de 2025
¡Ah, señor, señor! exclamó Montiño, cayendo de rodillas á los pies del duque . ¡Esto sólo me faltaba! Y oye añadió el duque soltando á Montiño y yendo á la mesa y escribiendo y trayendo después el papel escrito á Montiño , si me respondes con verdad y lo que me dices vale la pena, te doy este vale para que al presentárselo te pague mi tesorero mil ducados.
Luego, continuaba Memnon, es necesario no descuidar su caudal: mis deseos son moderados; tengo mi dinero que me produce buenos réditos y con buenas fianzas en poder del tesorero general de Ninive, y me basta para vivir sin depender de nadie, que es la mayor fortuna, porque nunca me veré en la cruel precision de ir á besar manos de palaciegos; á nadie tendré envidia, y de nadie seré envidiado: cosa no ménos fácil.
El descubrimiento de su delito se cuenta vulgarmente con mil circunstancias milagrosas, tales como decir que al tiempo i cuando se celebraba la procesion del Jueves Santo de 1483 para poner el Santisimo en el monumento de la catedral de Córdoba, observaron algunas gentes que de un zapato del tesorero salia tanta sangre que en ella iba envuelto todo el pie.
Se ve sentado en una mesa al tesorero del Rey con recado de escribir, presentándose Gonzalo y su compañero el bravo García de Paredes. Y éstos los libros: aquí Se siente vuestra Excelencia. Y aquí he de tener paciencia: ¿Papelejos? Pesia á mí.
Con los libros a la vista, expuso el verdadero estado de la casa: deudas que no podían pagarse y créditos que no se cobrarían nunca: la caja vacía, y en el Banco escaso depósito para hacer frente a las necesidades más apremiantes. ¿Y quién tiene la culpa de todo esto? exclamó Jacinto; usted es el que lo maneja todo, el que hace y deshace, el administrador y el tesorero de la casa.
El habilitado del clero, allí presente, hombre de prodigiosa memoria, recordaba uno por uno los inquilinos de todos aquellos edificios tristes y sucios, grandes caserones de dos pisos. «Las de Gumía habían muerto en la Habana, donde era el año cuarenta y seis magistrado el marido de la mayor; en el piso segundo de la casa grande de Gumía habitaba el secretario del Gobierno civil, que se llamaba Escandón, era gallego, muy buen poeta, y se había suicidado en Zamora años después, porque siendo tesorero se le había hecho responsable de un desfalco debido al contador.
RESUMEN del libro tercero. Comienza el reinado de los reyes Católicos. Condicion de Fernando V. Elogio de la reina Isabel. Primeros inquisidores para castigar á los judíos conversos que judaizaban. Conjuracion de estos en Sevilla. Castigo de muchos. Muerte á fuego dada al tesorero de la catedral de Córdoba, Pedro Fernandez de Alcaudete. Establecimiento de la Inquisicion.
La prision del tesorero fué consecuencia del proceso i castigo dado á una manceba que tenia en su casa: la cual acusada de judaizante, negó primero, i despues confesó su delito, terminando con declarar que Pedro Fernandez de Alcaudete su concúbito, á pesar de ser dignidad de tesorero de la catedral, i de vivir con apariencias de cristiano tambien observaba la lei de Moisés.
D. Pedro Viguera, Tesorero de esta Real Audiencia, el Sr. D. Juan Andres de Arroyo, Contador mayor del Real Tribunal de cuentas, el Sr. Brigadier D. Bernardo Lecog, Sub-inspector y Director general del real cuerpo de ingenieros, el Sr. D. Joaquin Mosquera, Coronel retirado del mismo real cuerpo, el Sr. D. Eugenio Balbastro, vecino y de este comercio; el Sr.
Habiendo dormido un poco el lobo, envia á su criado á casa del tesorero general de rentas de Ninive, á que le diera dinero para pagar á sus íntimos amigos; y le trae el criado la nueva de que aquella mañana habia hecho una quiebra de mala fé su deudor, con la qual dexaba por puertas á cien familias.
Palabra del Dia
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