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Actualizado: 6 de noviembre de 2025


Tales sentimientos comenzaban a abrirse hondo cauce en el alma de Ramiro, cuando su mismo maestro trajo la primera perturbación al abordar de lleno el tema de las tentaciones. Explicó el origen y la naturaleza del Demonio, la transformación horrible de sus formas angélicas al caer del cielo a los infiernos.

A medida que iba considerando las tentaciones que podrían rodearle, los riesgos que tendría que prever y males que evitar, su inteligencia miraba con deleite la perspectiva de días de horrible pero santa y gloriosa lucha, preparación a la inmortalidad.

En el gabinete contiguo, donde pasaba el día la Marquesa, la anarquía de los muebles era completa, pero todos eran cómodos; casi todos servían para acostarse; sillas largas, mecedoras, marquesitas, confidentes, taburetes, todo era una conjuración de la pereza; en entrando allí daban tentaciones de echarse a la larga.

Si, por ventura, llegares a conocerle, dile de mi parte que no me tengo por agraviado: que bien lo que son tentaciones del demonio, y que una de las mayores es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer y imprimir un libro, con que gane tanta fama como dineros, y tantos dineros cuanta fama; y, para confirmación desto, quiero que en tu buen donaire y gracia le cuentes este cuento: «Había en Sevilla un loco que dio en el más gracioso disparate y tema que dio loco en el mundo.

Una mañana, buscando unas tijeras en el costurero de su hermana, halló en él, entre los hilos y cintas, un librito, en cuya portada se leía este título: Oraciones nuevas para todos los actos de la vida, que son otros tantos escudos contra las malas tentaciones. Lo abrió sonriendo, y vio era el más completo repertorio de peticiones y acciones de gracias que imaginarse puede.

¡De tentaciones os ocupábais! dijo la de Lemos ; pues mirad, señora, la noche está de tentaciones. ¿Vos también leíais? No, señora, pensaba. ¿Y pensando teníais... tentaciones?... Y muy fuertes, señora. ¿Pero de qué? ¿qué diablo os tentaba? El diablo de la venganza.

«No sospechaba aquel ciego, tan inoportunamente alegre y decidor, que su amigo, su mejor amigo, al romper la marcha el tren había tenido tentaciones de arrojarse al andén; y después, de tirarse por la ventanilla a la vía, y correr, correr desalado a Vetusta, entrar en el caserón de los Ozores y coser a puñaladas el pecho de una infame...».

Así, pues, nos dan tentaciones de creer que se arrepiente de un ensayo de libertad tan peligroso y que echa de menos el estado inferior, la seguridad de la vida común. El polípero produjo la medusa, y ésta hace el polípero volviendo á la asociación. Mas esa vida vegetativa es tan engorrosa, que á la siguiente generación vuelve á emanciparse y lánzase otra vez al acaso de su inútil navegación.

Según su relato, no había pecado, todo había sido pura equivocación; pero su marido, que era muy bruto y tenía la culpa, , él tenía la culpa, de las equivocaciones, o si se quiere, malas tentaciones de ella, la había metido allí sin andarse con rodeos.

Lo cual me impacientaba a , como si fuera asunto de mi propia pertenencia, y en más de una ocasión me acometieron serias tentaciones de preguntarla derechamente y sin ambages ni rodeos: «¿se quieren o no se quieren ustedes? ¿Ama usted o no ama a Neluco?». Pero señor, ¿por qué tenía yo tanto empeño en que se amaran?

Palabra del Dia

vengado

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