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Esta última condición le viene de su fuerte cepa nativa; es la socarronería del criollo que el hombre culto ha perfeccionado y pulido. Se le ha criticado, y con razón, que no tenía el dominio de la síntesis artística de la prosa. Se repite a cada momento; da vueltas y rodeos sobre un mismo tema.

No se cansó de hablar hasta muy avanzada la noche, siempre sobre el mismo tema y con iguales demostraciones dolorosas. Al fin su voz se perdió para en el vacío de un silencio profundo, porque me quedé dormido, cediendo mi atención y curiosidad a la fatiga y flaqueza de ánimo que me consumían aún.

Es muy posible replicó el señor de Pavol, sorprendido de mi aplomo. Pues bien, elige tema. Decidme, tío, ¿no sois algo impío? ¡Eh! ¿qué diablo dices, sobrina? Os pregunto, tío, si no sois algo hereje y tarambana. ¿Te burlas de mi? exclamó mi tío. No os enojéis, mi tío; comienzo un estudio de costumbres más interesante que el de los cafres.

Aquel regato, los desmanes de aquel regato, el partido que podía sacarse de aquel regato encauzado convenientemente, eran la pesadilla y el tema sempiterno de todos los municipios de la villa y de sus más reposadas deliberaciones.

¡Nada! ¡nada! exclamaba fuera de . Treinta años cumplidos, y si falta un dia, no quiero. El caballero tuvo que mudar de conversacion, é hizo perfectamente, porque es seguro que si no deja el tema comenzado, hay en la tertulia un soponcio. Yo miraba á la vieja diciendo para : ¡qué imbecilidad! Luego miraba á la muchacha, y decia: ¡qué lástima!

Después de diez años de servicios fieles, así fueron echados la madre de Ramón y su hijo, como ladrones, como asesinos... Y nadie dudó en ese momento de las palabras del médico, a quien el hecho dio tema para disertar largamente sobre los sentimientos perversos de la canalla.

El tema de los caprichos de esta infeliz criatura había llegado a lo inverosímil, como su existencia entre el enjambre de enfermedades que la consumían.

Nuestra conversación sólo tenía por tema las cosas y los sucesos exteriores. No si era porque el placer de hallarnos de nuevo juntos y enamorados nos bastaba en aquel momento, o por el temor de hablar de asuntos en cuya apreciación pudiéramos no estar de acuerdo. Por supuesto, en cuanto el baile de sociedad fue cansando, vinieron a escape las seguidillas.

Vuelvo, pues, a mi tema. Toda virtud mundana será egoísmo; pero lo es más la caridad, ya que se funda en firme creencia y en esperanza clara y evidente de que será recompensada.

Algunos minutos después, vinieron a avisar al joven que el enfermo lo llamaba; la señora Aubry intervino, inquieta: Mi querido Juan, si le hablas de asuntos esta tarde va a agitarse y no dormirá en toda la noche. No tema nada, querida señora, voy a tranquilizarlo; es mejor, casi, que lo vea antes de irme. Cuando haya concluido de explicarme todo, se encontrará más calmado.