Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de junio de 2025
Llegados al puerto, se dirigió a un quechemarín que estaba atado a una argolla, y bajó a él. No hay nadie. ¡Es magnífico! Hala, bajad. ¿Aquí? pregunté yo en el colmo del asombro. ¿Por qué no? ¿Qué importa robar un bote o un barco de vela? Es lo mismo. En el fondo tenía razón. Soltamos la amarra, y los tres, apoyándonos en la pared de un malecón, sacamos el queche fuera del puerto.
Esta vez todos soltamos la carcajada; pero, mientras atravesaba a mi lado el vestíbulo obscuro, Yolanda me dijo en voz baja, y en tono triste e inquieto: Usted no vendrá más, estoy segura. Así es, señorita respondí francamente.
12 Y suéltanos nuestras deudas, como también nosotros soltamos a nuestros deudores. Amén. 14 Porque si soltareis a los hombres sus ofensas, os soltará también a vosotros vuestro Padre celestial. 15 Mas si no soltareis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os soltará vuestras ofensas. 17 Mas tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro;
Inocencio escribió a la Princesa una carta llena de razón y de dulzura, en la que se esforzaba por demostrar a la joven qué desagradable sería para la familia real contar con una «solterona» entre sus miembros. El cura recalcó la palabra «solterona» con entonación tan burlona, que la abuela y yo soltamos la carcajada.
El irlandés comenzó a bajar sin hacer el menor ruido; cuando la cuerda dejó de estar tensa, se descolgó Ugarte, y después fui yo. Hubo un momento, al descender, que creí que el centinela me estaba mirando; pero, sin duda, fué ilusión mía. Bueno; vamos. Soltamos las tablas de la cuerda y comenzamos a nadar los tres hacia la costa. Había mucha mar.
Y šueltanos nueštras deudas, como tambien nošotros šoltamos
Como suelen decir, esto se hace sin gana, y si ya desde hoy no nos soltamos a encomiarlo todo de una vez, es porque somos como cierto sujeto de Ubeda, cuyo caso no he de callar por vida mía, mas que en cuentos y relatos me llame el lector pesado.
De pronto volví la vista hácia un extremo del salon: el Inglés, el interminable Inglés estaba allí, en otro rincon, almorzando!... Me vió, me hizo un saludo, como diciendo: "¡Diantre! U. por aquí otra vez!" y ámbos soltamos una ruidosa carcajada que causó extrañeza á los que no estaban en el secreto. Tales fueron mis relaciones con aquel honorable insular, inseparable compañero.
Prendimos cosarios, soltamos prisioneros; restituímos haciendas a sus dueños, alzámonos con las mal ganadas de otros, y con esto, colmando nuestro navío de mil diferentes bienes de fortuna, quisieron los míos volver a sus redes y a sus casas y a los brazos de sus hijos, imaginando Carino y Solercio ser posible hallar a sus esposas en su tierra, ya que en las ajenas no las hallaban.
Palabra del Dia
Otros Mirando