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Actualizado: 27 de mayo de 2025


La lluvia continuó sin interrupción alegrando y reviviendo todo y cuando los tres amigos, ya casi de noche, tomaban asiento en el comedor se oyó ladrar los perros como si algo extraordinario ocurriera. ¿Qué sucede, José? preguntó Melchor al sirviente que ponía la sopa en la mesa. Debe andar gente, don Melchor, por como ladran... voy a ver.

Algunas horas después de la disputa, ocurriósele á Francisco Ginés, acompañado de un sirviente, pasar por casa del de Buenavista en ocasión en que éste estaba á la puerta, y lo mismo fué verlo el señor, comenzó á insultarlo con las mismas descompuestas palabras y aun otras de más grueso calibre, que hicieron fijar la atención de los transeuntes y personas que por allí á la sazón discurrían.

Señorita, señorita..., tenga. Y le dieron una carta. ¡Cosa más sorprendente!... La sirviente se quedó allí, mirándola con rara curiosidad, y la joven, asombrada, preguntó: ¿De quién es? Del señorito Fernando; me la dió para usted antes de marcharse. Pero, ¿se ha marchado? Y bien de madrugada...; tomó el primer tren.

No había más que una sirviente inútil con quien doña Rebeca reñía de la mañana a la noche; escaseaban las viandas, y apenas si unas ascuas rusientes daban allí una idea remota de hogar. El cuarto de Carmencita era un páramo. Los escasos muebles parecían perdidos a la sombra de las paredes, en una línea confusa como de horizonte.

Al entrar y salir; al dejar cada plato, o recogerlo, reíase el camarero, para su sayo, de la enamorada pareja española, que quería habitación aparte, para luego almorzar así, mano a mano, al halago de la lumbre. A fuer de francés de raza, el sirviente aprovechaba la situación, subiendo el gasto. Había presentado a Artegui la lista de los vinos, y se permitía indicaciones y consejos.

Se puso de pie en el acto que me vio, y me saludó con apresuramiento cuando el sirviente anunció mi presencia. Otra vez está de vuelta, señor Greenwood exclamó. ¡Oh, cuánto me alegro! He extrañado mucho no haber sabido nada de usted. ¿Dónde ha estado? En Italia repliqué, sacándome el sobretodo por indicación de ella, y sentándome después a su lado en un silla baja.

Pero la viuda no quería dejarle tiempo para que reflexionara; había sabido por un sirviente lo pasado en el bosque y lo interrumpió con voz trémula: Esperad lo peor que pueda imaginarse, Mathys. La condesa no se ha atrevido a decirme abiertamente su pensamiento, pero he comprendido muy bien por sus palabras que no retrocedería ni ante un atentado.

Los tres la hemos buscado entre sus ropas y demás equipaje; hemos hecho averiguaciones e interrogado al sirviente del coche-restaurant que lo encontró sin conocimiento en el tren, a los mozos de cordel que lo llevaron hasta el hotel, y, en fin, a todo aquel que podía saber algo, pero no ha sido posible encontrar el menor rastro del objeto buscado. Porque ha sido robado deliberadamente observó.

Y en efecto, el ilustrado cuerpo de redacción de La Abeja, herido, escarnecido, arrojado ignominiosamente de su santuario por una miserable sirviente, bajó las escaleras a toda prisa, se disolvió al llegar a la calle, se esparció por Madrid y nunca más volvió a juntarse. Era un caballero fino, distinguido, de fisonomía ingenua y simpática.

Hoy no hay lechero, sirviente, panadero, peón, gañán ni cuidador de ganado que no sea alemán, inglés, vasco, italiano, español, porque es tal el consumo de hombres que ha hecho en diez años; tanta carne humana necesita el americanismo, que al cabo la población americana se agota y va toda a enregimentarse en los cuadros que la metralla ralea desde que el sol sale hasta que anochece.

Palabra del Dia

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