Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de julio de 2025
Tenía un amor propio exagerado; presumía de todo lo que un hombre puede presumir, hasta de guapo, pero muy singularmente de forzudo, aunque no lo era gran cosa. Nada había que le placiese tanto como enseñar los músculos del brazo y los tendones, y ponerlos contraídos y tiesos. No obstante el cariño que Miguel tenía a su amigo Mendoza, no dejaba de jugarle algunas pasadas.
Y como los perros transpiran muy poco, Yaguaí apreciaba cuanto es debido el viento evaporizador sobre la lengua danzante puesta a su paso. El termómetro alcanzaba en ese momento a 40°. Pero los fox-terriers de buena cuna son singularmente falaces en cuanto a promesas de quietud se refiera.
»Mirando desde allí hacia el piso principal de enfrente, se distinguía en primer término una mano; después un brazo, el cual estaba adherido á un admirable busto alabastrino, que sustentaba la cabeza de la joven, singularmente hermosa ¿Me atreveré á describirla? ¿Me atreveré á decir que era una de las damas más bellas, de más alto origen, de más distinguido trato que ha dado á la sociedad esta raza humana, tan fecunda en duquesas y marquesas?
Si de ello gustase, me atrevería a defender lo contrario, con no escasa complacencia, porque lo más divino y admirable que hay en el arte en general, y singularmente en el de la palabra, es lo inspirado, lo espontáneo, lo en cierto modo inconsciente, lo que se diría que está por cima de toda conciencia individual, en la mente colectiva, en la razón impersonal, en el ingenio superior de pueblos y razas y hasta en el numen, que se nos revela o creemos que se nos revela.
Singularmente monstruosa es, especialmente, la comedia El cardenal de Belén ó San Jerónimo.
La Rubena, que es la primera comedia, nos ofrece un plan singularmente grosero. Al principio aparece la protagonista en el teatro, presa de los dolores del parto: una hechicera evoca al demonio, y contribuye de este modo á que la parturienta dé á luz una niña con toda felicidad.
Isabel, con su hijo Raimundo, se volvió a Madrid a la casa paterna, donde tres meses después de fallecido su esposo, dió a luz una niña que tomó el nombre de Aurelia. Era Isabel una mujer singularmente hermosa. Como hija única de un comerciante que pasaba por bien acomodado, no le faltaron pretendientes. Rechazó todas las proposiciones de matrimonio.
Entre los mozos de caballeriza descollaba, cual hábil palafrenero, el ínclito y triunfador Trajano, negro mina que tenía singularmente a su cuidado los dos hermosos caballos ingleses en que solía pasear la señora.
El conde, irritado, buscó al instante ocasión de acercarse a Fernanda y anudaron la plática de la noche anterior. Estuvieron locuaces, afectuosos. Fernanda contó con pormenores su vida de París. Luis se mostró singularmente expansivo, no ocultando la alegría de su corazón, hablando animadamente bajo la mirada iracunda de Amalia posada sobre él.
De entre todos aquellos primeros protestantes, he de recordar á uno que tiene no poco relieve y á quien por su actividad y el género de propaganda á que se dedicaba, debióse singularmente la propagación de la doctrina de Lutero.
Palabra del Dia
Otros Mirando