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Actualizado: 29 de julio de 2025
Y Julio mismo, al fin, le pareció revestido con el velo de la suavidad acariciante. Sus palabras no se apartaban de los asuntos sobre los cuales habían conversado otras veces, en casa de las Aliaga. Pero su voz tenía de nuevo el dejo humilde, insinuante, que tan singularmente la había sorprendido algunos días antes. Y toda su persona parecía rendirse a ella.
En lo demás, la Granadina del campo, y singularmente las ricas, son lo mismo que las labradoras de la capital, si bien menos joviales y hasta un poco atrabiliarias. Y no es todo rusticidad, sino que la melancolía general de la provincia raya en ictericia á medida que se aleja uno de la poética Granada.
El Padre se acababa de decidir a escribir sobre otro, que singularmente le importaba, que le preocupaba hacía tiempo, que pesaba sobre él, y del que era menester desahogarse. Por esto la pluma corría. El padre estaba fijando en el papel lo más recóndito de su alma.
En la primera de estas comedias se nos presenta con la mayor delicadeza la aparición del sentimiento del amor en una doncella, casi niña, personificando en esta Marcela un sentimentalismo tierno y visionario, lleno de frescura, de sencillez, de vida y alegría, que nos impresiona singularmente del modo más grato.
El padre Anselmo, singularmente, y sin poderlo remediar, a despecho de su humildad cristiana y del menosprecio de sí mismo, sintió un noble orgullo y se dio a entender que había hecho la más repentina y milagrosa conversión, deteniendo a aquella joven y simpática pecadora al borde del abismo en que iba ya a precipitarse.
Toda esta algazara llegaba a la alcoba de Juan, que se entretenía oyendo contar a su mujer y a su criado lo que pasaba, y singularmente el milagro del premio de Estupiñá. Lo que se rió con esto no hay para qué decirlo.
Y como diez años antes, los sollozos redoblaron, y como entonces me respondió bajo sus brazos: No, no...¡Es demasiado tarde!... Las noches en que hay luna, el sepulturero avanza por entre las tumbas con paso singularmente rígido. Va desnudo hasta la cintura y lleva un gran sombrero de paja. Su sonrisa, fija, da la sensación de estar pegada con cola a la cara.
En aquella avanzada estación, la partida pronto salió de las regiones húmedas y templadas de las colinas, al aire seco, frío y vigoroso de las sierras. El sendero era estrecho y dificultoso; hacia el mediodía, la Duquesa, dejándose caer de la silla de su caballo al suelo, manifestó su resolución de no continuar más allá. El paraje era singularmente imponente y salvaje.
Comprendo bien que se adquieran inspiraciones, luces, enseñanzas, en el ejemplo de los fuertes; y no desconozco que una inteligente atención fijada en lo exterior para reflejar de todas partes la imagen de lo beneficioso y de lo útil, es singularmente fecunda cuando se trata de pueblos que aún forman y modelan su entidad nacional.
Y si, en el día de hoy, sin salir de España, quiere usted hallar un modelo acabado de este pesimismo para reir, búsquele en los escritos, en prosa y verso, de Miguel de los Santos Álvarez, y singularmente en algunas octavas del poema María.
Palabra del Dia
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