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Actualizado: 29 de julio de 2025
La voz del mayorazgo de Montesinos era singularmente armoniosa y dulce, y contrastaba notablemente con lo inarmónico y triste de su figura. El P. Gil, que era la rectitud personificada, quedó un instante suspenso. En efecto, a nadie he oído hacer elogios de usted más que a su hermana dijo al cabo, con naturalidad.
Rafaela, que gustaba tanto de educar a los otros, no se había descuidado en aquellos últimos años, y singularmente desde que era gran señora, en formar su corazón y su espíritu, leyendo no pocos libros, sobre todo de novelas y poesías. Según vulgarmente se dice, se había hecho bastante licurga o marisabidilla. Con el inglesito hablaba de artes, de religión, de historia y hasta de filosofía.
Era harto feo de cara, pero en ella, y singularmente en la viveza penetrante de sus ojillos, se revelaba su inteligencia y su astucia. Nadie podía acusarle de que murmurase, pero harto se notaba, a pesar de su disimulo, que el señor Vandenpeereboom aguantaba con repugnancia la presencia a bordo de las dos aventureras y el jaleo continuo que allí armaban.
Por su desenvolvimiento y por su pintura de afectos, ha sido bien acogida esta comedia en los teatros de Italia; pero es imposible conservar fuera de España los rasgos originales de los gitanos andaluces, realzados singularmente por la representación de los naturales de este país.
Distínguese más que ningún otro, por su composición rara y singularmente enmarañada, el Auto da Feyra, cuyo argumento ha expuesto Bouterweck, motivo, en verdad, insuficiente para no darle nosotros la importancia, que tiene, y pasarlo en silencio. En la escena primera aparece el planeta Mercurio, y explica en una larga serie de estrofas la máquina del mundo.
El caudal entero del río no es otra cosa que el conjunto de todos los arroyos, visibles ó invisibles, sucesivamente absorbidos: es un arroyo aumentado miles de veces, y no obstante, difiere singularmente por su aspecto del pequeño curso de agua que serpentea por los valles laterales.
Con todos aquellos preparativos y mandatos, y muy singularmente con lo raso y desamparado de la extensión que había entre el peñasco y nosotros, acabé de amilanarme. ¿No era una barbaridad asaltar a pecho descubierto la guarida de una fiera?
Pero, por mucho que valga su discurso, el Conde de Casa-Valencia había exhibido antes otros títulos de más valer para aspirar a tomar asiento entre vosotros. No pocas veces he discutido yo con él acerca de un punto importantísimo en la historia de toda literatura, y singularmente de la española, en nuestros días.
Unicamente sencillas botellas de un verde obscuro, de cuello largo y estrecho, de tapón lacrado y sujeto por alambre, botellas, en fin, que olían a Francia y a champaña a una legua, contrastaban singularmente con el lujo y el aparato asiático que dominaba en aquella pieza.
Cierto amigo mío, diputado novel, cuyo nombre no pongo aquí porque no viene al caso, estaba entusiasmadísimo con su distrito y singularmente con el lugar donde tenía su mayor fuerza, lugar que nosotros designaremos con el nombre de Villalegre.
Palabra del Dia
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