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Actualizado: 25 de junio de 2025
Pero no hagamos historia y sigamos nuestro cuento. ¿Y olvidaréis, señor, lo que me habéis prometido para mi sobrinillo? dijo Elías. ¡Ah!, yo quisiera que V.M. le conociera: es el botarate mayor que ha nacido. Anoche habló en La Fontana y les volvió locos. Le aplaudían con unas ganas ... Yo también le aplaudí. Con tres oradores así nos hubiéramos ahorrado mucho dinero. El pobre ha hecho bastante.
Tiempo hace que busco un vihuelista, flautista, ó lo que sea, que nos acompañe y pueda tocar de oído, y vos lo tenéis magnífico. Venid con nosotros á Pleyel, que no os ha de pesar, ni os faltarán algunos ducados, buena cerveza y mejor humor mientras sigamos juntos. Sin contar con que jamás hemos tenido cena sin una buena tajada de carne en el plato y vos no seréis menos.
La prudencia, el buen sentido en las cosas pequeñas, se funda en los mismos principios que la sabiduría en las grandes. Sigamos la alegoría, y veamos lo que el buen sentido indicaria en dicho caso.
Compara aquella lámpara con estas luminarias celestiales que tenemos encima de nuestras cabezas.... Sigamos un poquitín más allá; que si no volviéramos, ya encontraríamos otra catedral en que meternos. Hay muchas, mientras que cielos no hay más que uno.... ¡Cuánto se aprende viviendo! ¿Sabes lo que se me ha ocurrido?
Pero sigamos al filósofo aleman en sus peregrinas deducciones.
Felicitemos, pues, de todo corazón a la afortunada niña y sigamos atentamente al noble salvaje en la tarea de perfeccionar la obra primorosa que la Naturaleza había llevado a cabo al crearle. El criado tenía ya el baño dispuesto. Después de dar un vistazo al espejo para observar el semblante del día, esto es, el suyo, cogió unas bolas de hierro e hizo con ellas algunos movimientos.
Diego González, han compuesto versos amorosos. Lo mejor es seguir tan buenos ejemplos. Sólo se oponen á que los sigamos la última moda de París, el afán de singularizarnos y el temor de ser como cualquiera otro, tomando la senda trillada y empleándonos en asuntos que se imaginan agotados ya, y sobre los cuales nada puede decirse si no repetimos lo que otros dijeron.
Ramiro quiso acudir; pero Velasco le retuvo diciendo: Sigamos, que no somos frailes ni corchetes. Aquí es exclamó de pronto el escribano de raciones, al detenerse frente a una covacha del barrio de San Miguel. Después de cruzar dos patios, treparon una carcomida escalera y llegaron, por fin, sobre un terrado, ante la puertecita de un desván.
Es el sello de nuestras ferias y romerías: el sonido de las tarrañuelas de cien y cien bailadores á lo alto, al compás de las panderetas que tañen las mejores mozas del lugar. Sigamos.
Ya en el barco me pintaron el porvenir de color de rosa; me dijeron que podía hacerme rico, y yo dije: Bueno, sigamos adelante. El hombre, en la vida y en el mar, no tiene mas que dos caminos: el torcido y el derecho. Mientras se marcha por el camino torcido, es inútil hacer cosas buenas; va uno dando tumbos y tumbos, perdiendo las velas, hasta que queda uno desarbolado.
Palabra del Dia
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