Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de julio de 2025


Dice que en la retirada de la armada turca tocó en un punto de Sicilia llamado la Brúxula, entre Cabo Passaro y Augusta, por hacer aguada, y el Capitán español Sayavedra, que allí se hallaba, fué con salvoconducto á la galera Real del Bajá, con propósito de hacer algún rescate.

Formaba el coral rojos bosques inmóviles en el zócalo submarino de las islas Baleares y en las costas de Nápoles y África. El ámbar gris se encontraba en los acantilados de Sicilia. Las esponjas crecían en las aguas tranquilas al abrigo de los peñascos de Mallorca y de las islas griegas.

¡Dichosos aquellos hombres, que escapados por fortuna de la general esclavitud, echaron sobre las cumbres del Uruel la primera raíz de aquel árbol que fragante y pomposo, había de extender su sombra hasta los cristalinos mares de Sicilia y Constantinopla! ¡Preciosa tradición que repite en su murmullo el torrente al precipitarse de lo alto de las nevadas montañas!

Dragut se hizo recompensar el servicio encareciendo á Solimán la importancia de la conquista como base de las sucesivas de Malta, Sicilia, Cerdeña y Córcega y aun de Italia, que brindaba al Sultán por empresas dignas de su pujanza y á las que contribuiría de buen grado.

No dió credito á sus buenos consejos, y usando de su poder absoluto, con evidente peligro entró en la Ciudad, hallaron en el puerto diez galeras de Venecianos que habian venido á instancia de Carlos de Francia, á quien dió el Papa la investidura de los Reinos de Aragon, cuando el Rey Don Pedro ocupó á Sicilia.

Si no fuese porque este drama peca en alto grado por la hinchazón gongorina de su estilo, igualaría á la titulada Del Rey abajo, ninguno. El argumento es de interés extraordinario, y su disposición, en su mayor parte, se distingue por su acierto y su arte. Enrique, hijo del rey de Sicilia, criado en casa de Roberto, magnate del reino, concibe viva pasión por Blanca, hija de su bienhechor.

Contentese D. Fadrique con Sicilia ganada, y conservada por nuestro valor; deje á D. Fernando su sobrino los trabajos de una guerra incierta y peligrosa, estas Provincias destruidas, y sola la esperanza de conquistar nuevos reinos, y señoríos.

La buena dicha de nuestras armas puso en cuidado al Emperador Andronico, y á Miguel su hijo, porque nunca creyeron que gente tan poca se les pudiera dar, y forzarles á poner todas las fuerzas del Imperio para su ruina. Con el suceso de Galípoli, resolvieron los Emperadores de juntar sus gentes, y dar sobre los nuestros antes que pudiesen de Cataluña, ó de Sicilia llegar socorros.

Mandónos el Duque á D. Pedro de Urríes y al Comendador Guimarán y á otros que nos juntásemos á tratar de lo que nos parescía que se debía hacer. El mío fué que el Duque había de hacer lo que Juan Andrea le aconsejaba, porque su persona no era tan necesaria en aquel fuerte cuanto en Sicilia.

Uno dellos le respondió: -Señor, nosotros somos dos capitanes de infantería española; tenemos nuestras compañías en Nápoles y vamos a embarcarnos en cuatro galeras, que dicen están en Barcelona con orden de pasar a Sicilia; llevamos hasta docientos o trecientos escudos, con que, a nuestro parecer, vamos ricos y contentos, pues la estrecheza ordinaria de los soldados no permite mayores tesoros.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando