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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Así, pues, si usted me da su permiso, vuelvo a mi tribuna a tomar algunas notas sobre la sesión de hoy. ¡Pues no faltaba más sino que yo...! Corra usted, amigo mío; y mil gracias por tantas bondades. Señor don Simón... Señor don Arturo... Hasta la vista. Hasta la primera. Marchóse el mozo, y quedóse Peñascales hecho un papanatas. Aquel encuentro le parecía providencial.

Leonie le contestaba diciéndole todo lo que pasaba en la capital, la descripción de las fiestas de la victoria, el relato de una sesión parlamentaria a la que había asistido, etc., etc. Cirilo sacó la conclusión de que la señora Leonie desempeñaba el cargo de ama de gobierno en casa de la señora baronesa de Boel, en la calle de Richelieu. El sargento Bauquet es un joven de fisonomía agradable.

¡Santa memoria de Martí, bendita seas! Martí Discurso pronunciado por el Doctor José Antonio González Lanuza En la Cámara de representantes de Cuba el 19 de mayo de 1910 Señor Presidente y señores Representantes: Cuantos aquí nos congregamos, hacemos memoria, sin duda, de una sesión análoga a esta igual a esta diría mejor en el año precedente.

La Academia de los Nocturnos, asociación literaria de los ingenios de Valencia, consagrada á investigaciones científicas y á trabajos poéticos, celebró su primera sesión el 4 de octubre de 1591 . Entre los individuos de esta Academia, cuyos nombres se conservan, contábanse los poetas valencianos más famosos, que descollaban en la literatura dramática, como fueron Tárrega, Aguilar, Boyl, Ferrer, Beneyto y Guillén de Castro.

De esta época es mi composición A la Purísima, que leí por primera vez en una sesión celebrada el 8 de Diciembre de 1872, en el altar mayor de Santa María, de Alicante, presidida por el señor obispo de Orihuela, don Pedro María Cubero, la cual poesía despertó un entusiasmo extraordinario.

La Cámara de Diputados: Gambetta. El Senado: Simon y Pelletán. El 14 de Julio en París. La revista militar: M. Grévy. Las plazas y las calles por la noche. La Marsellesa. La sesión anual del Instituto. M. Renán. A mi vez, pero con toda tranquilidad, tomo el tren una linda mañana, y empezamos a correr por aquellos campos admirables.

Una noche al levantarse la sesión, Miguel sintió que le tocaban en el hombro; era Valle, el marido de su prima Eulalia, uno de los oradores más importantes a la sazón, no sólo del Ateneo, sino también del Congreso.

Esta noche misma, ahora mismo. ¿Vas á perder la más importante sesión que se ha visto ni verá? ¿Pero cómo puedo ir esta noche? Si acabo de llegar. Tengo que ir á casa de mi tío. ¿Tienes aquí un tío? ¿Es liberal? Presumo que : no le conozco. ¿Y ahora vas allá? Naturalmente. ¡Qué disparate! Déjate ahora de tíos. Vente á la Fontana. Son las ocho: ya va á empezar. A la salida irás á tu casa.

La verdad es que no hallé en mi repertorio de frases hechas y aceptadas en la«buena sociedad» para «cumplir» en lances tales, un par de ellas que entonaran debidamente con aquel modelo de hidalga cortesía, y que me despaché de mala manera con cuatro vulgaridades ramplonas, mal hilvanadas y entre dientes. Enseguida empezó lo que pudiera llamarse, en estilo parlamentario, la sesión.

Presentación gritó con angustia: ¡Que matan al pobre D. Paco! Salió el infeliz, o lo sacaron, es decir, allá se fue todo junto, víctima y verdugos, por la puerta afuera. Con esto se despejó un tanto la tribuna y pudimos salir de los últimos tras la oleada de gente que mal de su grado abandonaba la sesión.

Palabra del Dia

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