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Pero yo no volvería, quizá, tal como soy ; y, además, necesitaría algún tiempo para adaptarme a una nueva vida. Vale la pena de meditar. 2 de septiembre.

Las lujaciones duran poco, aunque en la edad de Miranda sean más tenaces. Diéronle de alta, y todos se dispusieron a tomar la ruta de Vichy. La estación adelantaba: estaban casi a mediados de Septiembre, y esperar más era exponerse a las persistentes lluvias de aquel clima. Por encargo de Miranda el ama del hotel escribió a la villa termal, encargando hospedaje.

En aquel mismo lugar había también resuelto consagrar a mi querido Werther una tumba cubierta de hierba ondulante, como él la deseaba; y hoy he sentido un secreto deseo de cavar la mía. ¡Es un destino tan cruel el de morir lejos de lo que nos fue querido y el de dejar los cuidados de nuestra sepultura en manos de un extraño! 24 de septiembre.

Septiembre, 1910. Padre de la Armonía, fuente de gracias líricas, que en piafantes corceles exploras el azur: detén el nervioso ímpetu de tus fuertes bridones ante el himno que reza por la Juventud. Te amamos, padre Apolo, por tu tirso de rosas, por tus bellos pegasos, por tu carro de luz, porque tienes la lira, y la flauta y el pífano, la siringa, el salterio, el sistro y el laud.

Pocos hombres hay libres durante todo el verano: y mucho será si el marido puede pasar junto á su cara mitad uno ó dos meses agosto y septiembre, por ejemplo. Por poco dispuesto que se encuentre á sacrificarla los intereses secundarios, en bien de su misma esposa debe quedarse en casa.

Sus manos parecían alas, sus ojos luciérnagas; su voz meliflua e insinuante atraía simpáticamente y tenía un vocabulario propio, que el mismo Molière habría envidiado para dotar con él a las mujeres sabias. Gran patriota, había tomado parte en la revolución de septiembre y en Cepeda, cuyos episodios narraba noche a noche explicando las causas más remotas del desastre con razones convincentes.

Lo más importante es el párrafo de una, fecha en Madrid á 6 de julio de 1611, en que dice: «Aquí paso, señor excelentísimo, mi vida con este mal importuno de mi mujer, ejercitando actos de paciencia, que si fuesen voluntarios como precisos, no fuera aquí su penitencia menos que principio del Purgatorio,» y otra de 7 de septiembre de 1611, en la cual dice al duque que su esposa Juana está mejor.

Dos lágrimas temblaron al fin en sus ojos y rodaron silenciosamente por sus mejillas marchitas. #Baile en el palacio de Requena.# Transcurrieron los días y los meses. Clementina pasó el verano, como siempre, en Biarritz. Raimundo la siguió, dejando a su hermana confiada a unos parientes, y regresó cuando aquélla a últimos de Septiembre.

Certificado de la Facultad de Teología de la Sorbona, expedido por su Secretario en 3 de septiembre de 1603, atestando la pureza de la doctrina católica de Antonio Pérez.

Sin ver logrado este deseo, falleció el conde de la Monclova el 22 de septiembre de 1702, siendo sepultado en la Catedral; y su sucesor, el marqués de Casteldos Ríus, no llegó a Lima sino en junio de 1707.