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Actualizado: 7 de noviembre de 2025


Desde el momento que el sujeto tiene en algun principio de su modificacion, no es puramente pasivo. La sensacion no puede ser recibida toda; debe nacer en el sujeto sensitivo, por tal ó cual influencia, con tal ó cual ocasion; pero el ser que la experimenta ha de contener un principio de su propia experiencia, de lo contrario es un ser sin vida; no puede sentir.

Aquello era más poderoso que mi energía, y la fatalidad, en quien creo desde entonces, me arrojó en sus brazos. Apenas tuve tiempo de sentir el abrazo que respondió a mi impulso.

En no pocas ocasiones, el P. Enrique había lucido, en sentir de sus oyentes, una elocuencia conmovedora; pero jamás produjo tan honda impresión en los ánimos como la noche del Domingo de Resurrección. Incitado D. Anselmo, después de otros menos importantes ataques, llegó a decir lo que sigue: Todo es hablar de caridad y devoción, pero, bien mirado, no se ve en vosotros sino egoísmo.

Allí, en medio de ese piélago que se mueve sombrío é incansable, sobre ese lomo de cristal líquido que nos lleva de continente en continente, es preciso sentir profundamente, admirar, adorar en silencio, vivir de una divina inspiración, ser poeta, cantar, y sentir en el corazon un no qué de heróico, de grande, segun la inminencia aparente del peligro!

En las montañas de la fresca Helvecia En la voz del torrente y huracan, Creiste sentir el silvo de la flecha Con que á su patria, Tell, dió libertad; Que la naturaleza habla á los hombres Para los grandes hechos recordar.

Yo estoy acostumbrada a la vida de pueblo... ¡como que no he salido de él...! Pero , aunque goces en el campo, has viajado mucho y no puedes menos de sentir el aburrimiento de esta soledad... Háblame, pues, francamente. ¿Vas con gusto a Madrid? Pues Elena va con gusto a Madrid. ¿Prefieres quedarte en el Sotillo? Pues Elena se queda tan ricamente en el Sotillo.

Beatriz e Inesita quedaron, pues, en libertad completa de ir con Rosita a todas partes, y no dejaron de aprovecharla. Don Braulio se hacía cómplice de esto, acompañándolas no pocas veces. Entonces solía sentir las más opuestas emociones. Unas eran agradables, otras muy desagradables; pero todas hábilmente disimuladas por él.

La electricidad, la luz, la vida, la fuerza, el sentir y el pensar, todo es movimiento, sin motor, sin objeto movido y sin lugar ni tiempo objetivos y reales, por donde y en el cual el objeto movido se mueva. ¿Qué nos queda que hacer en tan aflictiva situación? ¿Cómo nos consolaremos después de haber perdido toda la realidad?

Creyóse ya Jacobo con esto dueño del campo, y su vanidad inmensa le hizo sentir la satisfacción de haber sabido engañar, antes que el goce de haber logrado su objeto.

Una tarde de primavera, mi tío, que ya había comenzado a sentir el peso profundo de la tristeza, me invitó a que lo acompañara en carruaje hasta Belgrano. Mi aceptación llenó de gusto al pobre viejo.

Palabra del Dia

vengado

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