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Actualizado: 25 de julio de 2025


¡Orden y conveniencia! gritó el portero . Si no, en nombre de Su Majestad les echo a todos a la calle. Aquí no hay ninguna Majestad dijo D. Paco. La Majestad son las Cortes, señor esparaván afirmó con enfado un galerio. Es de los que vienen a aplaudir cuando rebuzna Ostolaza dijo otro señalando a don Paco.

Y fué entonces, tras el prolongado silencio, cuando el más joven del grupo, a quien llamaban «Enjolrás» por su ensimismamiento reflexivo, dijo, señalando sucesivamente la perezosa ondulación del rebaño humano y la radiante hermosura de la noche: Mientras la muchedumbre pasa, yo observo que, aunque ella no mira al cielo, el cielo la mira.

Las picas de un escuadrón de lanceros brillaban á lo lejos, y delante de esta tropa estaba, el Capitán General de Madrid, á caballo, esperando con grande aplomo y entereza. Este hombre avanzó seguido de dos ó tres, y señalando con el sable, intimó la orden de retirada á los del retrato. Hubo una rápida consulta de miradas entre éstos.

En aquella ocasión Tiburcio dio pruebas de lo bien que se enteraba de todo, señalando a su señor los más conspicuos caballeros y las más garridas damas, que en aquella procesión se parecían, y diciendo sus nombres, sus cualidades y su historia. Nadie llamó tanto la atención de Miguel de Zuheros, como una dama muy hermosa y muy joven que iba cerca de la Reina.

Entonces el oso, señalando la flor y la planta, le contestó: El remedio está en tu mano. Ella miró la planta y comprendiendo que de allí la había 75 cortado su padre, puso la flor sobre el tallo.

Observa dijo éste bajando la voz y señalando al coronel que hay personas delante... Dispénseme V., coronel manifestó la señora sofocada aún por la ira; pero no lo puedo remediar... ¡Este hijo con sus cochinerías me quita la vida! El hijo, en tanto, daba tales gritos, que no diré en la cocina, sino en toda la vecindad debieran oírse perfectamente.

Ruperto volvió la espalda a la ventana, saludó y dijo con su voz fuerte y alegre de siempre: Pues estoy tratando de excusar la ausencia de Vuestra Alteza. ¿Podía dejar sola a esta señora? El Duque se adelantó, asió a Ruperto por el brazo y señalando la ventana, exclamó: ¡En el foso hay lugar para otros además del Rey! ¿Me amenaza Vuestra Alteza? preguntó el joven.

El viejo de las bufandas, al que llamaba la condesa cher maître, se cansó sin éxito dirigiendo peticiones á un criado que no quería entenderle. Avanzaba un plato vacío para obtener un pedazo de pastel ó una de las frutas, señalando ansiosamente el objeto de sus deseos.

La persona que nos conducia nos preguntó, señalando á los tules que decoraban los remates de aquellos trajes: ¿Qué creen ustedes que es esto? Yo respondí: Creo que es un tul que se ha unido á la porcelana. Pregunté á mi mujer, y mi mujer creia como yo que era tul. Nuestro guia se sonrió en señal de triunfo, diciéndonos que no lo habiamos mirado bien.

Cuando éste miraba por encima de ellas, abarcando con la vista el infinito, se reía de su soberbia de liliputienses. Entonces preguntó tímidamente el viejo manchador, señalando a la catedral , ¿qué es lo que nos enseñan ahí dentro? Nada contestó Gabriel. ¿Y qué somos nosotros los hombres? dijo el perrero. Nada. ¿Y los gobernantes, las leyes y las costumbres de la sociedad? preguntó el campanero.

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