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Actualizado: 22 de julio de 2025
Pierde cuidado... Vázquez es ahora lo de menos... ¡Lo asombroso es que hayas agitado de ese modo con tu fantástico personaje a todo el público!... El caso es interesantísimo ejemplo de cómo nacen los mitos; de cómo la inofensiva creación de una chica retirada y tranquila puede dar origen a sólidas creencias y hasta a pasiones políticas... ¡Si no salgo de mi asombro!
Cuando la galera logra ponerse en marcha, murmura en voz baja, como si hablara consigo mismo: «Si salgo del territorio de Santa Fe, no hay cuidado por lo demás.» En el paso del Río Tercero acuden los gauchos de la vecindad a ver al famoso Quiroga, y pasan la galera punto menos que a hombros.
Se pasó una mano por la frente y dió un paso hacia atrás, como para huir, pero de repente vió á Tragomer y á Marenval que le observaban y tuvo la fuerza de pensar: "Me pierdo. Un poco de resolución y salgo de este mal paso. ¿Qué pueden ellos contra mí?
Paciencia salgo diciendo; todo no se puede observar en este mundo; algo ha de quedar obscuro en un cuadro: sea esto lo que quede en negro en este artículo de costumbres de la Revista Española.
A ti ya no te necesito en esta casa, porque yo entro y salgo ya sin guías... y allá en casa... en la fonda puedes sernos útil.... Además...».
SANCHO. Son niños los agravios Y son padres los reyes: no te espantes Que hagan con los labios, En viéndolos, pucheros semejantes. REY. Discreto me parece: Primero que se queja me enternece. SANCHO. Señor, yo soy hidalgo, Si bien pobre en mudanzas de fortuna, Porque con ellas salgo Desde el calor de mi primera cuna. Con este pensamiento, Quise mi igual en justo casamiento.
-Y yo, señoras, quiero más una mujer limpia en cueros que una judía poderosa, que por bondad de Dios, mi mayorazgo vale al pie de cuatro mil ducados de renta, y si salgo con un pleito que traigo en buenos puntos, no habré menester nada. Saltó tan presto la tía: ¡Ay, señor, y cómo le quiero bien!
Mirando después á Clara, cuya gracia sencilla y melancólica franqueza formaban contraste con el terrible realista, se aumentó su confusión, su curiosidad y sus temores. ¿Y usted no sale para distraerse, para ver y reponerse de estar aquí encerrada tanto tiempo? le dijo casi conmovido. ¿Yo?... ¿para qué salgo? Me pongo triste cuando salgo.
El espíritu que nos domina al mirar la cúpula, el espíritu que hay allí, ha bajado á este panteon, y ha enterrado ahí un poco de polvo, sin otro ornato ni otra esplendidez que el polvo mismo. ¿Qué ornamento mayor puede darse á un sepulcro que la ceniza que contiene? ¿Qué mayor monumento puede darse al mar, que el inmenso líquido que inunda sus playas? Esto me parece muy bien. Salgo complacidísimo.
Hacíase toda entre gallos y ratones, jumentos, raposas, lobos y jabalíes, como fábulas de Isopo. Yo le alabé la traza y la invención, a lo cual me respondió: -Ello cosa mía es, pero no se ha hecho otra tal en el mundo y la novedad es más que todo; y si yo salgo con hacerla representar, será cosa famosa.
Palabra del Dia
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