Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de julio de 2025
Fui al comedor, tomé de la mesa un candelero de plata y encendí una vela: la esperma hirviente que cayó sobre mi mano, reveló cómo temblaba ésta, y cuán disculpable era la agitación de Sarto. Llegué a la puerta del sótano, la mancha roja, de color más obscuro en los bordes, se extendía al interior. Penetré unas dos varas en el sótano y elevé la vela.
Lo hago a usted Rey, y... Bueno, pues lo enterraremos. Vaya usted a traerlo mientras yo procuro los caballos. No será muy profunda la fosa, pero dudo que al muerto le importe gran cosa. ¡Pobre José! Era todo un hombre. Salió y yo bajé al sótano.
Estos mismos escotillones servían también, á veces, en otras piezas para distintos usos, como sucedía en la comedia de Tirso, titulada Por el sótano y el torno; en El Tejedor de Segovia, de Alarcón, y en El Galán fantasma, de Calderón, en las cuales figuran salidas de subterráneos.
Porque era el cuerpo del pobre José, muerto en defensa del Rey. Sentí que una mano se posaba sobre mi hombro y volviéndome vi los ojos brillantes y espantados de Sarto. ¡El Rey, Dios mío, Rey! articuló sordamente. Dirigí la luz de la vela a todos los rincones del sótano. El Rey no está aquí dije.
Luego que hubimos bebido nuestro te y probado algunos dulces de un artístico jarrón, Hop-Sing se levantó, y haciendo gravemente seña de que lo siguiéramos, indíconos que bajásemos al sótano con él. Una vez allí, nos sorprendió verlo brillantemente iluminado y con algunas sillas dispuestas en círculo sobre el liso pavimento.
Rodeé la cintura de Sarto con mi brazo y sosteniéndole le hice salir del sótano, cuya destrozada puerta cerré lo mejor que pude. Permanecimos en el comedor, sentados y silenciosos unos diez minutos. Después el viejo Sarto se frotó los ojos, dio un profundo suspiro y pareció recobrar su calma habitual.
Decíale Pascuala mil cosas divertidas para distraerla, y á cada momento le contaba las estratagemas que tuvo que poner en juego para que su Pascual no se echara á la calle, teniendo que encerrarle en la casa y esconderle la escopeta en lo más profundo del sótano.
En el fondo, un blanco edificio de piedra, con ventanas de sótano al ras del suelo. Al pronto creí que era una quinta; pero, después de mirar con más detenimiento, la cruz que la remataba y una inscripción grabada en la piedra, y cuyo texto no distinguía, me hicieron reconocer una tumba de familia corsa.
Y al mismo tiempo De-Hinchú, manejando todavía su abanico, sacaba gallinas de sombreros, escamoteaba naranjas, extraía yardas de seda sin fin, de sus mangas, y llenaba la superficie del sótano de géneros que brotaban misteriosamente del suelo, de su propio vestido, de la nada.
Me juró que nada había oído contestó el coronel; pero para mayor seguridad la até de manos y pies, la amordacé de firme y la tengo bajo llave en la carbonera, pared por medio del sótano donde duerme el Rey. José cuidará de ambos más tarde. No pude reprimir la risa y el mismo Sarto me imitó.
Palabra del Dia
Otros Mirando