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Actualizado: 11 de octubre de 2025


De uno de estos instrumentos, que es la disposicion testamentaria del dean D. Ruy Perez otorgada en 1391, se colige que el santuario de la Vírgen de las Huertas, sin mudar su título, se habia convertido ya en beaterio y clausura de mujeres devotas, que llamaban emparedadas; y así se le nombra constantemente en otros testamentos posteriores.

Aquella carta estaba concebida en estos términos: «Mi buen Ruy Pérez Sarmiento: En el punto en que recibáis ésta, rasgad todas las diligencias que hayáis practicado en averiguación del delito cometido en la persona de don Rodrigo Calderón; proveed auto de libertad en favor de don Juan Téllez Girón y de don Francisco de Quevedo Villegas, y guardad esta carta para cambiarla por una provisión de oidor en la Real Audiencia de México.

¡Otra bandada de cangrejos! exclamó ; está de Dios que nunca hayan de dejarme los tales. Y es el bueno Ruy Pérez Sarmiento, asno injerto en lobo, y alcalde de casa y corte por la gracia de Lerma; ¿y qué me querrá éste? paréceme que se arroja á hablarme. En efecto, un alcalde de casa y corte avanzaba, vara enhiesta, hacia Quevedo.

Venga vuestra señoría conmigo; cabalmente doña Clara, según me ha dicho su dueña, no está de servicio. Vamos, pues dijo el padre Aliaga. Ruy Soto encendió una lámpara de mano, abrió una puertecilla y subió por una escalera de caracol. El padre Aliaga le siguió. Poco después Ruy Soto llamaba á la puerta del cuarto de doña Clara, y daba el recado del padre Aliaga.

Los que eran causadores de estos males, Lo bueno de la tierra se gozaban; Los otros hambreaban suspirando, Y á Dios justa venganza suspirando. Entre otros que prendió fuera Vergara, Hermano de Ruy Diaz Melgarejo: Y á aqueste sino huye le ahorcára, Que voluntad no falta y aparejo.

Y me encontró sobre él la justicia. ¡Ah! dijo el duque de Lerma comprendiéndolo todo, porque como saben nuestros lectores estaba en el secreto ; ¿y os prendió el alcalde de casa y corte Ruy Pérez Sarmiento? ¡Cómo, señor, sabéis!... , el licenciado Sarmiento me ha hablado de una prisión. Pero si os prendieron, ¿cómo estáis en libertad? Bajo fianza de un tal Gabriel Cornejo... ¿Y qué queréis?

Oíd: iréis á buscar al alcalde de casa y corte más duro, más valiente, más á propósito para no dejarse engañar por Quevedo. Ruy Pérez Sarmiento, es que ni pintado. Bien: diréis á ese señor... le mandaréis que sin perder un momento, suelte por Madrid cuantas rondas de alguaciles pueda en busca de don Francisco. Todos le conocen.

Ya, contando con el beneplácito de vuestra majestad, he mandado al alcalde Ruy Pérez Sarmiento que destruya la causa y libre auto de libertad para Quevedo y Girón; el auto de libertad de don Juan está aquí, señor. ¡Ah! ¿Conque está todo hecho? Aún falta algo que hacer. ¿Y qué hace falta? Tan activo ha andado el alcalde Ruy Pérez en este proceso y tan leal, que merece un premio.

Con los tiradores de la villa causó daños considerables al ejército de Dupont, y lejos de intimidarse con la derrota de las Ventas de Alcolea, le tuvo en contínua alarma. Amen. Esta obra mandó facer Garci-Mendez de Sotomayor, señor de Jodar: e fízole maestre Mohammad; e fué obrero Ruy Cil, e fízose en la Era de 1363. Christus vincit: Christus regnat: Christus imperat.

El tremendo alcalde de casa y corte Ruy Pérez Sarmiento, á quien ya conocemos, había sido llamado entre doce y una de la noche anterior por el duque de Lerma. El duque de Lerma había llamado al alcalde de casa y corte, porque entre diez y once de la noche había estado encerrado un largo espacio con él don Francisco de Quevedo.

Palabra del Dia

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