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Y como ponderaba grandemente San Agustín, a cuantas Naciones vencieron los Romanos, a todas las admitieron a la Gloria de asociados y les participaron su nombre.

La luna iluminaba los objetos como un sol de invierno. El silencio añadía al espectáculo un encanto dulce y solemne. Las ruinas de Pompeya no tienen la grandeza aplastante de esos monumentos romanos que inspiraron tan largas frases a madama de Staël. Son los restos de una ciudad de diez mil habitantes; los edificios privados y públicos tienen una fisonomía provinciana.

Fiestas religiosas, en cuya celebración aparecen las primeras representaciones dramáticas. Juegos escénicos romanos, y su fusión en las farsas de la Edad media. Quien se proponga estudiar la vida espiritual de un pueblo, y las épocas en que adquiere más importancia, no debe circunscribirse demasiado al espacio y al tiempo si anhela conseguir satisfactorios resultados.

El pan que el Romano toca Sin que el temor me destruya, Lo quitaré de la suya Para ponerlo en tu boca. Con mi brazo haré carrera A tu vida y á mi muerte, Porque mas me mata el verte, Señora, de esa manera. Yo te traeré de comer A pesar de los Romanos, Si ya son estas mis manos Las mismas que solian ser.

El movimiento alternado de las sílabas largas y breves ó vice-versa, y la combinacion armoniosa de los pies ó compases, era lo que producía la diversidad de metros, la cual fué prodijiosa entre los Griegos y Romanos.

CLEOPATRA. ¡Ah, mis queridas compatriotas! Todas juramos, pero no adelantamos nada con eso. Estos romanos son tan mal educados y brutales, que no se puede esperar de ellos que respeten nuestros juramentos. Al mío le he hecho sangre con los dientes en las narices. ¿Te acuerdas de él? Es un patán, un bruto. ¡Me estrechaba tan rudamente entre sus brazos! ¡Pobre marido mío!

Es muy curioso; los niños de ahora juegan lo mismo que los niños de antes; la gente de los pueblos que no se han visto nunca, juegan a las mismas cosas. Se habla mucho de los griegos y de los romanos, que vivieron hace dos mil años; pero los niños romanos jugaban a las bolas, lo mismo que nosotros, y las niñas griegas tenían muñecas con pelo de verdad, como las niñas de ahora.

Su Emilio, ó tratado de la educacion es un sistema tan fingido y arbitrario para la formacion de un nuevo mundo civil, como el de Cartesio para la fábrica de un nuevo mundo físico. La instruccion de Mr. Roseaux se reduce á haberse versado en algunos puntos de los Escritores Griegos y Romanos, cuyos pensamientos vierte despues, unas veces como suyos, otras refiriéndose á su original.

¿Tratáis así, señorita, a vuestros abuelos y al heroísmo? ¡Mis abuelos! ¡Nunca he pensado en ellos! y del heroísmo se me da un bledo. Pero ¿qué os ha hecho el pobre heroísmo? Es que como los romanos eran heroicos, según parece y yo detesto a los romanos... Pero, bailemos, en vez de charlar. Y partíamos, girando.

Si deben salir músicos, es obra de romanos encontrarlos; porque es cosa degradante soplar en un serpentón, o dar porrazos a un pergamino a la vista del público; cuando van por la calle o de casa en casa, entonces nadie los ve.