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Actualizado: 17 de junio de 2025


Y soy tan desgraciado, que estándome diciendo el lacayo que nos fuésemos, llega por detrás el letradillo, y conociendo su rocín arremete al lacayo y empieza a darle de puñadas, diciendo en altas voces que qué bellaquería era dar su caballo a nadie; y lo peor fue que, volviéndose a , dijo que me apease con Dios, muy enojado.

Tres días ha que no parecen él, ni el rocín, ni la adarga, ni la lanza ni las armas. ¡Desventurada de !, que me doy a entender, y así es ello la verdad como nací para morir, que estos malditos libros de caballerías que él tiene y suele leer tan de ordinario le han vuelto el juicio; que ahora me acuerdo haberle oído decir muchas veces, hablando entre , que quería hacerse caballero andante e irse a buscar las aventuras por esos mundos.

Decidme, sargento, preguntó un mozalbete desde el extremo opuesto del cuarto ¿á qué cuento fué la batalla aquella? ¿Ahora salimos con esas, rocín? ¿Pues á qué cuento había de ser sino á dejar sentado una vez por todas quién había de llevar la corona de Francia? Bueno es saberlo. Creíame yo que era para averiguar quién debía de quedarse con vuestro cobertor de pluma....

El hidalgo apretó de nuevo las riendas y trató de dar la vuelta á su casa, pues no á otra cosa había venido que á saber noticias de su primo y sobrina. Pero los alegres conspicuos que veían frustrada su esperanza no lo consintieron. Cinco ó seis manos acudieron solícitas á tener al rocín por el freno y más de veinte bocas comenzaron á instar á D. César para que se apease un momento.

Al trote de un rocín miserable, y con el mono sabio a la grupa, va el picador, cuyas formas atléticas contrastan con el tipo enclenque de algún señorito que sirve de cochero a su lacayo; y en potros inquietos que bracean con fuerza van el chalán que deja la bestia en un merendero durante la corrida, y el alguacilillo vestido como los que aborreció Quevedo.

Como el escombro de caballo en que anda tiene los ojos vendados y no puede defenderse, por falta de fuerza y agilidad, cuando la púa del picador no resiste para contener el empuje del toro, este se aboca sobre el miserable rocin, le hunde las hastas aguzadas en el pecho y el vientre, lo despedaza y lo lanza á algunos pasos de distancia; quedando el picador tendido en el suelo, sin defensa, bajo la sangrienta y confusa mole del caballo y el toro.

Unos se fueron por una parte y otros por otra, y yo me vine a mi casa desde la plaza martirizando cuantas narices topaba en el camino. Entré en ella, conté a mis padres el suceso, y corriéronse tanto de verme de la manera que venía que me quisieron maltratar. Yo echaba la culpa a las dos leguas de rocín exprimido que me dieron.

Entré en ella, conté a mis padres el suceso, y me quisieron maltratar. Yo echaba la culpa a las dos leguas de rocín exprimido que me dieron. Procuraba satisfacerlos, y viendo que no bastaba, salíme de su casa y fuíme a ver a mi amigo don Diego, al cual hallé en la suya descalabrado y a sus padres resueltos por ello de no le enviar más a la escuela.

Tenía muy presente al padre de Rafael, el hombre más eminente que había conocido en su vida y le parecía verle aún como cuando se detenía ante su casita de hortelano, sobre su enorme rocín y con aire de gran señor le ordenaba lo que debía hacer en las próximas elecciones.

Y dando la galera á la siniestra Discurria de Grecia las riberas, Adonde el cielo su hermosura muestra. Mostravanse las olas lisongeras, Impeliendo el bagel suavemente, Como burlando con alegres veras. Gritó un grumete y dixo: el monte, el monte, El monte se descubre, donde tiene Su buen rocin el gran Belorofonte. Por el monte se arroja, y á pie viene Apolo á recebirnos.

Palabra del Dia

rigoleto

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