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Pero era el caso, que aunque muchos me solicitaban, y me escribían versos, y me daban música, y por con otros se enemistaban y reñían, haciendo de mi calle palenque nocturno, donde más de alguno dejó entre rabiosas y celosas ansias la vida, yo no me agradaba de nadie ni quería agradarme, y no había rendimiento que me incitase ni merecimiento que me rindiese; visto lo cual por don Francisco de Rivalta, y creyendo, acaso, por el cariñoso modo de mi trato con él, que a pesar de sus años y sus dolencias yo le amaba, y que si yo no se lo mostraba, a causa era de mi recato, propúsome un día, todo tembloroso, como aquel que teme encontrar la muerte en su propio atrevimiento, si quería con él casarme.

Cobradores del tributo fueron nombrados el arzobispo, dean i cabildo para sustentar con lo que rindiese, el ornato i culto en la santa iglesia; pero es cosa indudable que los judíos llevaban mui pesadamente esta carga, puesto que por alargar los plazos de su pago, dieron ocasion á que alborotada la clerecía acudiese en queja al rei Alfonso XI en el año de 1327.

Todo lo miraba Sancho, admirado del ardimiento de su señor, y decía entre : -Sin duda este mi amo es tan valiente y esforzado como él dice. Estaba una hacha ardiendo en el suelo, junto al primero que derribó la mula, a cuya luz le pudo ver don Quijote; y, llegándose a él, le puso la punta del lanzón en el rostro, diciéndole que se rindiese; si no, que le mataría.

En esto arribó Antonio de Avila, sargento mayor del tercio de Sicilia, y en presencia de todos llamó al capitán D. Juan de Castilla y le dijo de parte de todos los capitanes y soldados que Don Alvaro se había metido en las galeras con intención, según decía, de irse en la fragata en siendo de noche, y que los otros capitanes se habían retirado en el castillo, por lo cual le rogaban que quisiese tomar el gobierno de aquellos soldados y del fuerte, y que hiciese arbolar una bandera de paz y rindiese el fuerte, y hiciese con los turcos los mejores partidos que pudiese para salvar aquella gente que allí estaba, la cual se tenía ya por perdida.

Estábaselo con mucho sosiego mirando don Quijote, y, como lo vio caer, saltó de su caballo y con mucha ligereza se llegó a él, y, poniéndole la punta de la espada en los ojos, le dijo que se rindiese; si no, que le cortaría la cabeza.

Como llegué á las galeras, envié un soldado que fuese á nado al fuerte para que diese aviso que yo estaba allí, y escribí al Contador Juan del Arcón que hablase á los capitanes y de mi parte les dijese que yo estaba en las galeras y que les rogaba se entretuviesen sin rendirse hasta que yo fuese, que lo haría en cresciendo la mar; y aunque es bien verdad que era imposible tenerse el fuerte y dejarse de perder aquel día ó el otro á más tardar, tengo con mucha razón queja de algunos capitanes que, no observando mi orden y sin darme parte, ni á algunos de los capitanes que estaban en el fuerte, no solamente eligieron y nombraron por Gobernador para que rindiese el fuerte al Capitán Rodrigo Zapata, que al presente está en esta corte, y él lo aceptó, pero aun por su orden, como paresce por unos carteles que el Capitán Juan de Zayas le ha puesto.

D. Francisco, yo he tenido una juventud muy borrascosa, como todo el mundo sabe, y hartas noticias tendrá usted de mis aventuras, pues no había en las Cortes de Europa dama alguna, casada ni soltera, que no se me rindiese. Después de todo, es una desgracia haber nacido con tal fuerza de atracción en la persona, señor D. Francisco; tanto, que todavía..., pero dejemos esto.

El changa entró en su acuerdo con los tres señores que consigo tenia, y acordaron de inviar cierto mensajero á Viracocha Inca su padre, por el cual le inviase á decir, que mirase la deshonra que le venia y que el Cuzco nunca habia sido subjeto desde que Mango Capac lo habia poblado; que le parescia, si á él le paresciese, que debian de defender su ciudad, y que no permitiese que dél se dijese semejante cosa que hobiese desmanparado su pueblo, y despues se diese y rindiese á sus enemigos; que se viniese á su ciudad, que él le prometia, como su hijo que era, de morir delante de su persona, si él ansí volviese, y defendella, por quél tenia presupuesto de morir ántes que dél se dijese que se habia dejado subjetar siendo señor y habiendo nacido libertado.

Pero no puedo pensar qué es lo que vio esta doncella en vuestra merced que así la rindiese y avasallase: qué gala, qué brío, qué donaire, qué rostro, que cada cosa por déstas, o todas juntas, le enamoraron; que en verdad en verdad que muchas veces me paro a mirar a vuestra merced desde la punta del pie hasta el último cabello de la cabeza, y que veo más cosas para espantar que para enamorar; y, habiendo yo también oído decir que la hermosura es la primera y principal parte que enamora, no teniendo vuestra merced ninguna, no yo de qué se enamoró la pobre.

Fernan Jiménez desesperado ya de que Modico se le rindiese, y de tomarle, estaba dentro de su tienda dudoso de lo que habia de hacer, cuando las voces y algazara de los que bailaban le sacó de su tienda. Poco á poco se arrimó á las murallas, reconociéndolas sin gente, mandó que ciento de los suyos diesen una escalada, y él con lo restante acometeria la puerta.