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Actualizado: 22 de junio de 2025


Llegó a parecerme que lo que me habían concedido había sido por pura merced y bondad, y que era natural privarme ahora de lo que no merecía. Hacia Gloria, dando por supuesto que me había engañado, no sentía rencor alguno. El malagueño seguía inspirándome aversión y repugnancia, pero no deseaba vengarme de él.

Esto último no quería oírlo Moreno, quien alimentaba hacia el Ser Supremo un rencor que D. Pantaleón hallaba bien justificado. En realidad, no se abandona así a un hombre en medio del arroyo, expuesto a que todo el mundo lo pise. Y claro está, Moreno hacía contra él lo que más rabia podía darle: le negaba la existencia.

Además, su hija Julia se criaba con tanto mimo y melindres, producía tales disturbios en la casa y originaba tantos disgustos, que en medio del amor de padre, que no muere nunca, el brigadier Rivera no podía menos de sentir hacia ella cierto leve rencor que la desgracia de Miguel contribuía a sostener.

Clotilde, apurando el agua, miró con precaución en torno, y bajando cuanto pudo la voz, preguntó: ¿Estamos solas? . Entonces, dominada por uno de esos impulsos misteriosos que hacen pensar a dos almas en una misma cosa al mismo tiempo, atrajo a Julia hacia , diciendo con acento de súplica: ¿Aún me guardas rencor?

Amante de las letras, había comenzado a cultivarlas, descuidando por ellas en un principio, los estudios legales como inútiles e ingratos, y llegando hasta a alimentar una especie de rencor hacia su familia, que lo exhortaba a seguirlos.

El cielo se había calmado, los amarillos nubarrones habían desaparecido: coloraciones rosadas, y verdes, purísimas, iluminaban el occidente. El Príncipe continuó: El rencor, el odio, la envidia, la concuspicencia, todas las miserias que habían formado mi vida, se me aparecieron por fin bajo su luz sombría.

Todas las demás reían alborozadas, como si en vez de un berrido acabasen de escuchar un pasaje de Rabelais. Doña Paula, que sentía por su hijo primogénito admiración idolátrica, y al mismo tiempo guardaba cierto rencor a su hija por sus contestaciones, aunque se hallase grandemente pagada de su hermosura, vino en ayuda de aquél.

Y sin embargo, en las minas y en las fábricas todo el que trabajaba sentía un sordo rencor, una ira reconcentrada, un anhelo irritado de justicia, como si á todas horas fuesen víctimas de un robo audaz, de un despojo inhumano.

De la hermana María de la Luz, de la pequeñita. ¡Ah! , ... es muy bonita. Debí suponer que a un patrón de huéspedes le placería más la corrección fría y repulsiva de ésta que la gracia singular de la otra hermana. Porque mi rencor hacia ella no llegaba hasta negarle lo que en conciencia no podía, la gracia.

; el móvil único de la señorita Guichard era su rencor implacable; todo estaba subordinado en su existencia al deseo de hacer mal á Fortunato. Era esto tan evidente, tan claro, que á Mauricio se le pasaron ganas de levantarse y exclamar: "Todo lo que estoy contando es falso de la cruz á la fecha.

Palabra del Dia

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