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Actualizado: 9 de junio de 2025
Llevaban consigo un Cathecúmeno, de cierta nación, que los años pasados había sido impedimento para descubrir este río; procuró éste con grande eficacia que sus paisanos recibiesen la ley divina, y que los Misioneros fuesen recibidos y bien tratados en tres Rancherías, de Curuminas, Batasiz y Xarayes, donde se quedó, por estar mal proveído de ropa y por habérsele clavado una espina en un pie, y después de pocos días pasó á la otra vida sin recibir el Santo Bautismo, siendo así que se había empleado con fervor en que otros lo recibiesen.
Tambien merece traerse á este lugar el informe del consulado de Manila de 5 de Febrero de 1833, en el cual se indican »las graves dificultades que traia y presentaba la novedad dicha, y de que nacerian nuevos perjuicios reales al comercio por el gravámen que se le impone, y poco menos que seguro el estravío de sus contestaciones á la correspondencia que recibiesen.«
¿Pero no sabían allí cómo vives y de qué vives? ¿No pensaste que podían avergonzarte y...? Claro que lo sabían todo: ¡si rara vez viene alguno del pueblo que no se presente en mi casa a pedirme algo! Donde me ves, he hecho a mi lugar más favores que un diputado; casi me dan ganas de llamarle mi distrito. En cuanto a que me recibiesen mal, no había miedo.
Pero no faltaron en este tiempo algunos insignes judíos que por convencimiento recibiesen el agua del bautismo. Uno de ellos fué Rabi Moseh, nacido en la ciudad de Huesca en 1062, el cual á los 44 años de su edad fué bautizado en la iglesia de su patria, recibiendo los nombres de Pedro i de Alfonso.
Todos los objetos inanimados parecían adquirir una vida fantástica. Los cazos de cinc de los soldados, las piezas metálicas de su equipo, los cubos de la artillería, repiqueteaban solos, como si recibiesen una granizada impalpable.
Págase la gente de guerra por órden de Andronico con moneda corta, de donde nacieron nuevos alborotos. Forzado Andronico, de la necesidad, con astucia y fraude Griega, mandó librar la moneda de plata que se dió á los Embajadores para hacer el pagamento, muy menoscabada, y falta en más del tercio de su antiguo valor, y quiso que la recibiesen los soldados como si fuera muy entera.
Azoraba todo esto a Currita, pareciéndole indicio cierto de conjura sospechosa, y al mismo tiempo que procuraba sostener y animar la desmayada conversación de sus comensales, prestaba oído atento a lo que por fuera del comedor pasaba... Sucedía de ordinario los viernes que, aun antes de terminarse la comida, poblaban ya los salones gran número de tertulianos que se apoderaban de las mesas de tresillo y de billar y formaban grupos y corrillos llenos de la alborotada animación, que duraba siempre hasta muy entrada la madrugada... Nada se oía aquella noche, y cada vez más inquieta Currita procuraba alargar la comida, agotando todos los recursos de su ingenio e intercalando entre plato y plato historietas que equivalían a las más picantes salsas, con el fin de dar tiempo a la llegada de la gente y evitar que los comensales recibiesen la mala impresión de encontrar los salones desiertos.
Así que el Duque de Athenas supo que el exército de los Catalanes habia pasado los montes, y atravesado la Blaquia, envió con mucha diligencia sus Embaxadores á las cabezas del exército, temiendo que otros Príncipes vecinos recibiesen á los Catalanes en su servicio; porque como era milicia de tanta estimacion, todos procuraban tenerla en su favor, y así él con grandes ofrecimientos de pagas, y sueldos aventajados, les acordó la palabra que le dieron en Casandria de venille á servir quando él envió á Roger Deslau.
Un ruido el temblor causó tamaño, Que los cabellos todos erizaban: Negocio de contarse por estraño, Que las paredes ví se meneaban; Y sin que recibiesen algun daño, Temblando de tal suerte, al fin quedaban En su ser, aunque algunas se cayeron, Y
Cuando los Aragoneses y Catalanes contentos con el dinero de las pagas quisieron pagar los huéspedes Griegos, y darles entera satisfacion, reusaron recibir la moneda al precio que se les daba, y como la comida y sustento necesario no sufre dilaciones, forzaban á los Griegos á que se las diesen, y recibiesen la moneda.
Palabra del Dia
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