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Actualizado: 29 de mayo de 2025
En vez de recoger el sueldo, como ella me suplicaba y como esperaba la señorita del balcon, la dí dos sueldos y proseguí mi marcha, aparentando que no habia comprendido. Ignoro qué impresion haria en mis espectadoras mi rebeldía caballeresca; pero ello es que yo caminaba tan ufano como si hubiera hecho una conquista.
Sentenciado en rebeldía Antonio Pérez, el Capitán general de Aragón, D. Alonso de Vargas, dió pregón en Zaragoza ofreciendo 6.000 ducados por su persona, según uso jurídico que hoy todavía practica la culta Inglaterra. La suma era más que suficiente para despertar la codicia de aquéllos que en cualquier época y ocasión, desde la de Judas, hallan buena la ganancia en mercadería de sangre ajena.
El Vara de palo le miró con sus ojos claros que parecían de ámbar: unos ojos pasivos, de hombre acostumbrado a permanecer largas horas en la catedral sin que la más leve rebeldía de pensamiento llegase a turbar su inmovilidad beatífica.
Acudió luego Cárlos con poderoso ejército á castigar el atrevimiento y rebeldía de los súbditos.
¡Ya! su excelencia quiere sin duda privar desde temprano con su alteza, y esto es ya un principio de rebeldía.
«Creía que había muerto aquella Ana que iba y venía de la desesperación a la esperanza, de la rebeldía a la resignación, y no había tal; estaba allí, dentro de ella; sojuzgada, sí, perseguida, arrinconada, pero no muerta.
Pecado miró con receloso espanto la hilera de cabezas que en el borde de la tapia se le aparecía, y ante aquella visión de pesadilla se sintió domeñado, aunque no cobarde. Terrible coro de amenazas e injurias brotó de aquella fila de bocas, y más de cincuenta brazos se extendían rígidos por encima de la tapia. Pero el alma de Pecado se componía de orgullo y rebeldía.
En cambio no permitía que sus otras dos compañeras mostrasen el más leve indicio de desatención ó rebeldía; una sola vez intentó Dorotea contradecir á Roger, y fué tanta la indignación de Constanza y tales sus reproches, que la pobre niña abandonó la habitación con los ojos llenos de lágrimas, lo que valió á Constanza la más severa reprensión que jamás recibiera del joven profesor.
Así que su angel bueno le sugería negase cualquier cosa con toda la energía de su alma y la rebeldía de sus cabellos, y estaba ya para soltar un soberbio ¡nego! y porque quien niega todo no se compromete á nada, le había dicho cierto oficial de un juzgado; mas, la mala costumbre de no escuchar la voz de la propia conciencia, de tener poca fé en la gente de curia y buscar ausilio en los otros cuando se basta uno solo, le perdieron.
Lo mismo me parece eso, que lo que aquí se hace de tejas abajo, quitando al poder el título de rey para llamarlo presidente, primer cónsul o protector. Estoy cierta de que antes de haber consumado del todo su rebeldía, Lucifer nombraba a Dios el Ser Supremo. Pero tía, no podréis negar observó Rafael que es más respetuoso y aun más sumiso. Anda a paseo, Rafael contestó con impaciencia la marquesa.
Palabra del Dia
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