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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Ahora bien, ¡mira, mira lo que me pasa por ser demasiado prudente! Al decir esto, arrancó la rama que estaba apretando, y la hizo una pelota dentro de la mano. ¿Pero estás celoso de veras? le preguntó ella, con acento entre burlón y cariñoso.
Sí señora... El vecino del 6, que es no sé qué de la Villa, me ha prometido traer rama de pino y carrasca. Esto lo pondrá Juan Antonio por arriba haciendo cenefas...
PICHONES ASADOS. Después de limpios y sazonados, se doran en una sartén con manteca de cerdo o de vaca; en la misma se fríe una cebolla entera y una rama de perejil, se echa un cacillo de caldo, se hace cocer a fuego lento hasta que disminuye el caldo, se quita la cebolla y el perejil, y se sirve.
Se toma un trozo de piel de ternera, se estira bien y se va colocando una capa de picadillo, otra de tiras de jamón, y así hasta terminar, intercalando trocitos de trufas; se envuelve bien y se cose; después se cubre con un paño blanco y se pone a cocer en una cazuela que contenga por partes iguales agua y vino blanco, una rama de tomillo y hierbabuena; tiene que estar cociendo hora y media.
«Y sabiendo la grandeza y riqueza de esa noble república, y también que es patria del Padre Fray Luís Sotelo, de verdad he cobrado á V. S. grande y particular amor: y la causa principal que á ello nos mueve, es porque el primer hombre que nos enseñó en este Reino, el camino de la verdad y la Santa Ley de Dios, es rama brotada y salida de esa generosa raíz.»
15 Y juzgó Samuel a Israel todo el tiempo que vivió. 16 Y todos los años iba y daba vuelta a Bet-el, y a Gilgal, y a Mizpa, y juzgaba a Israel en todos estos lugares. 17 Volvía después a Ramá, porque allí [estaba] su casa, y allí [también] juzgaba a Israel; y edificó allí un altar al SE
17 Yo no tengo en el amor Quien me venga con querellas; Como esas aves tan bellas Que saltan de rama en rama, Yo hago en el trébol mi cama, Y me cubren las estrellas. 18 Y sepan cuantos escuchan De mis penas el relato, Que nunca peleo ni mato Sino por necesidá, Y que a tanta alversidá Sólo me arrojó el mal trato
Don Manuel José Ramón Pez andaba, en la época a que se refiere este nuestro panegírico, entre los cincuenta y los sesenta años. Desde su tierna edad servía en esta maternal Administración española. De niño había tenido el amparo de otros peces mayores y de los Pipaones, que también eran Peces por la rama materna.
Al decir esto, la miraba con extraña y terrible fijeza, apretando con mano crispada una rama de la planta que tenía a su lado. Ventura recibió aquella mirada sin pestañear, con sorpresa más que con susto. Vaciló un instante, moviendo un poco los labios para contestar. Por último soltó una gran carcajada. ¡Ave María, qué barbaridad! Seamos serios, Ventura replicó el joven.
Don Francisco, virey de tanta fama, Y en servicio del Rey muy estimado, Sabido este negocio, echa de rama, Y en breve grande ejército ha juntado. A gente de valor y suerte llama, Y el hecho con presteza concertado: La cordillera se entra muy pujante, Echando un caballero de delante.
Palabra del Dia
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