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Actualizado: 27 de junio de 2025


Pablillos habíale tomado ya el sombrero y los guantes y, al quitarle la capa, exclamó como espantado: ¿Hanle robado a vuesa merced la cadena? ¡Vive Dios! Fuese la soga tras el caldero, Pablillos. ¿La jugó también vuesa merced? Juguela. ¿Vuesa merced ha perdido entonces todo su caudal? Todo. ¡Ah, cuánta desgracia! ¿Y cómo habré de comprar las provisiones para mañana y los días venideros?

Entre ellos aquel es de fama honrosa, A cuyas manos gente mucha muere, Y tantas, cuantos mata, cuchilladas En su cuerpo se deja señaladas. Mas no por eso deja de quitarle Al cuerpo del que mata algun despojo: No solo se contenta con llevarle Las armas ó vestidos á que echa el ojo, Que el pellejo acostumbra desollarle Del rostro: ¡Qué maldito y crudo antojo!

Un indio le encontró con gran fiereza, Y quitarle la lanza pretendia: Camelo le ayudó, perdió la vida El indio, con la mano bien asida. Con gran fuerza por medio Magaluna De cinco ó seis soldados se metia: Al encuentro le sale Juan de Osuna Con su espada, que lanza no traia.

Ahora, que el doctor Voronof debe tomar precauciones, porque aunque científicamente un político sea igual a un carnero, hay, sin embargo, entre ambos una diferencia esencial. El carnero no vive de su vejez, y el político . ¿Qué sería de un político español sin vientre, sin barbas blancas, sin asma y sin calvicie? Quitarle estas cosas a un político es quitarle el prestigio y la respetabilidad.

Del mismo modo pensaria en otros árboles, y de ninguno lo afirmaria con asenso hasta llegar al almendro. De otro modo le sucede á Ticio, que, paseando con serenidad de ánimo, ve á Crisias su mayor enemigo, que quiso tal vez en otro tiempo quitarle la vida, y la fama.

Como vió que no se sosegaba la gente, temió que si los Catalanes entendieran que él estaba en Ripi con treinta mil escudos, no le acometiesen para quitarle el dinero; y así una noche con gran secreto con todos los recaudos que traía se fué á Constantinopla, y dió razon al Emperador de lo que le habia detenido, y forzado á volver atrás sin ejecutar su órden.

Que ella desearía hablarle, sólo para pedirle perdón, si lo ha ofendido, y para quitarle del corazón esa espina, pues no estará contenta mientras él tenga rencor. Ya Vd. comprenderá, capitán, mi alegría: ni preparado por hubiera salido mejor esto.

Acudió luego el cura a quitarle el embozo, para echarle agua en el rostro, y así como la descubrió la conoció don Fernando, que era el que estaba abrazado con la otra, y quedó como muerto en verla; pero no porque dejase, con todo esto, de tener a Luscinda, que era la que procuraba soltarse de sus brazos; la cual había conocido en el suspiro a Cardenio, y él la había conocido a ella.

Yo me creía juguete de una alucinación, y sin quitarle un punto los ojos, ni aun osaba respirar, temiendo que un soplo desvaneciese el encanto. Ella permanecía inmóvil.

Al tiempo que el verdugo ya queria Quitarle la escalera, así hablaba: "Oid un poco ahora: yo solia Una oracion rezar, y acostumbraba Aquesto mucho tiempo cada dia, Y hoy, por mi desdicha, la olvidaba: Dejádmela decir:" mas no ha acabado, Cuando el sayon la escala le ha quitado.

Palabra del Dia

lanterna

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