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Actualizado: 20 de mayo de 2025
En sus enfermedades no se mueven á compasión, antes los abandonan con increíble ingratitud y los dejan en manos de la hambre y enfermedad; cosa que ni aun con las bestias usan; y fuera muchas veces entre ellos mejor ser perro que hombre, porque de ellos se compadecen y quitan la comida de la boca para sustentar una tropa de galgos.
En esta cazuela hay el ingrediente A, que como V. sabe, es extremadamente cáustico, y que ademas da un color muy feo. En esta otra hay la goma B, excelente para manchar, y cuyas señales no se quitan sino con muchísimo trabajo. En esta caldera hay el palo C, que podria servir para dar un color grosero y comun, pero que no alcanzo cómo ha de producir nada exquisito.
¡No sabes la impresión que me ha causado esa mujer! ¿Y tú crees que nadie ha...? Eso dicen, aunque también le quitan mucho el pellejo. Yo creo que es honrada. Veremos hasta dónde llega tu buena suerte..., y te advierto dos cosas: primera, que no te propases a ciertos atrevimientos, como cerrar la puerta del cuarto estando solo con ella, y segunda, que te congracies con el tío.
Mirando tristemente el ramo que le había dado al salir de Madrid, imaginaba que a veces el amor tiene igual destino que las flores: se cortan con mimo, se les quitan las espinas con cuidado, se agrupan con arte, se aspira su aroma con delicia, se conservan artificialmente unas cuantas horas, y luego quien las deseó con vehemencia, las tira con desprecio.
El rio Paraguay, que es el mejor del mundo para la navegacion, nos está abierto desde España, y nos conduce francamente hasta el centro de los minerales portugueses; quienes, conociendo esta ventaja de que ellos carecen, han fundado los mencionados establecimientos que nos la quitan, y con ella el que nos opongamos á sus rápidos progresos en las minas de Matogroso, Cuyabá y Sierra del Paraguay, que dá orígen al rio de este nombre.
Don Alonso apretó en sus manos la mano estremecida del mancebo, y mirándole de un modo profundo, con los ojos brillantes de emoción, le dijo: Nunca dudé de la honra de quien lleva una sangre tan calificada y tan limpia como la vuestra; pero huélgame declarar que las palabras que acabo de oíros me quitan del alma una incomprensible pesadumbre. ¡Ea, dadme esos brazos!
Palabra del Dia
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