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Actualizado: 1 de junio de 2025
Se debe al parecer recurrir á esta sal en los casos en que los tejidos y el sistema nervioso están mas profundamente atacados. Se han observado en la cinconina y sulfato de cinconina fenómenos análogos á los producidos por la quina y el sulfato de quinina, pero menos intensos, como lo prueba el escelente trabajo de Noack sobre la cinconina y sus diversos compuestos.
Jóvenes ilustradísimos, avezados á la clínica y á estudiar la dolencia á la cabecera del enfermo hemos visto desconcertarse ante el extraño y mortífero desarrollo de aquellas fiebres, en las que las intermitencias unas veces, son verdaderamente locas, y otras pasan completamente desapercibidas, sucediéndose una fiebre á otra en la generalidad de los casos, sin dar lugar á poder emplear la quinina.
El sulfato de quinina, como febrífugo, no tiene rival en el tratamiento de las fiebres perniciosas y en las que nosotros hemos denominado nerviosas graves, climatéricas, reconstitutivas, contra las que es preciso usar dósis fuertes, hasta un gramo por dia, pues sobre tan temibles afecciones, no hay aun tentativas suficientes para establecer un tratamiento quizá mas racional.
Se ha observado hace ya mucho tiempo en las fiebres propias de este medicamento, y en particular en la fiebre héctica, el sudor de la parte izquierda del cuerpo. La quina es el remedio mas comun de las fiebres intermitentes. Se la ha sustituido, ventajosamente con el sulfato de quinina para el cual el tipo intermitente es aun mas característico.
Talbot, curó con la quinina al príncipe de Condé, al delfín, a Colbert y otros personajes, vendiendo el secreto al gobierno francés por una suma considerable y una pensión vitalicia. Linneo, tributando en ello un homenaje a la virreina condesa de Chinchón, señala a la quina el nombre que hoy le da la ciencia: Chinchona.
Se habla mucho de febrífugos, de sucedáneos de la quina; se observa con cierta admiracion que, cuanto mas febrífugos son, mas gozan de propiedades antineurálgicas; hay afan de clasificar las fiebres intermitentes sin consideracion á los síntomas esenciales y característicos, y no le hay para clasificar los febrífugos, cuyos caractéres y síntomas diferenciales se desconocen; no se ha comprendido la razon de la preeminencia de la quina, y sobre todo del sulfato de quinina; es decir, su accion especial sobre el sistema nervioso raquidiano en sus relaciones con el sistema nervioso ganglionar.
Nada, déjate de llorar ahora; lo que importa es que vayas a darle la cucharada de quinina a tu mamá. Después le pondremos un reparo sobre el estómago. El bueno de don Máximo procuró consolar a la niña, ocultándole el funesto presentimiento que abrigaba y se puso a dictar las medidas que su pobre ciencia cuanto rico deseo le sugerían.
Eso no anda bien... ¿No tomaste quinina? Tomé... No me hallo con esta fiebre... No puedo trabajar. Si querés darme para mi pasaje, te voy a cumplir en cuanto me sane... El mayordomo contempló aquella ruina, y no estimó en gran cosa la vida que quedaba allí. ¿Cómo está tu cuenta? preguntó otra vez. Debo veinte pesos todavía... El sábado entregué... Me hallo muy enfermo...
De la pentandria monoginia, Linneo. De las varias especies de quina que se conocen, la de Loja ó quina amarilla real es la de que nos vamos á ocupar, por ser la que ha servido para las esperimentaciones fisiológicas, y porque es la que contiene las proporciones mas convenientes y mas fijas de elementos constitutivos, entre otros, la quinina . La quina no es tan solo un antiperiódico.
Es digno de notar que la quina, y especialmente el sulfato de quinina, sean indispensables en el tratamiento de la mayor parte de las fiebres graves, que se pueden llamar climatéricas, y que afectan al hombre en ciertas épocas de su existencia, hácia los 7, 14, 21, 28, 35 años próximamente, segun las constituciones ó en una ú otra de estas edades.
Palabra del Dia
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