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Actualizado: 19 de junio de 2025
Por último, un día comprendiste que él también te amaba, y para resistir esta última prueba, para permanecer fiel hasta el fin a tus grandes quimeras de abnegación y de respeto a los muertos, pierdes tu vida, la das al primero que llega, buscas a Felipe para huir de Amaury; y sin hacer feliz al uno hieres mortalmente el corazón del otro, sin hablar de tu propio corazón, que también sacrificas y ofreces en holocausto.
Pero morir en plena juventud, ¿qué digo morir? matarse, arrancar de una vez todas las raíces, romper todos los hilos que nos ligan a este mundo, aniquilar todos los sueños de nuestra imaginación, ahogar todo nuestro amor, después de apurar el primer sorbo, abdicar del vigor y de la fuerza que da vida a nuestro cuerpo, renunciar a la felicidad que vislumbramos a través de un horizonte risueño y dilatado, abandonar la vida cuando apenas se ha comenzado a vivir, llevándose consigo creencias, sentimientos, ilusiones y quimeras, eso sí que constituye un sufrimiento espantoso; eso sí que es morir de veras.
Por suerte, Alteza, esta situación deshonrosa no durará. Tengo un medio... ¡un medio!... Olvidando el piano, las partituras y su degradación musical, se lanzó de golpe en el mundo de las quimeras. Conocía el secreto del grande hombre, de aquel griego que ganaba millones en el Sporting. Lo había sorprendido, con su propia malicia, después de sonsacar ciertos datos á un acompañante del personaje.
Allí don Quijote estaba atento, sin hablar palabra, considerando estos tan estraños sucesos, atribuyéndolos todos a quimeras de la andante caballería.
Mendieta en esto pone gran pesquisa, Las cartas en zapatos despachaban: El falso mensagero se lo avisa, Y como en los zapatos se hallaban, En callar se resumen suspirando, Que el hablar se juzgaba por nefando. En esto á Santa Fé quiso bajarse Con vana presumpcion y bizarria, Que es víspera cercana de acabarse Sus quiméras y loca fantasía.
Al cabo logró dominarse y resolvió en su interior vigilar a su hermana y saber de cierto si eran quimeras o realidades lo que pensaba. Al efecto, no perdió de vista a Pachín. Observó que el día mismo que Gonzalo había de dormir en Sarrió, fué a este punto con una comisión de Ventura, aunque él no era el encargado de hacer la compra. Cuando llegó quiso ver lo que traía.
Palabra del Dia
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