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Actualizado: 19 de junio de 2025
A veces figurábame distinguir ciertas reproducciones de las catedrales de Florencia ó de Pisa; otras, creía ver silenciosas esfinges ó monstruos innominados, ¿acaso ballenas? ¿elefantes? lo ignoro: quimeras de mi fantasía, sí, y sueños extraños. Nada de realidades.
Y el diablo, que no duerme, como es amigo de sembrar y derramar rencillas y discordia por doquiera, levantando caramillos en el viento y grandes quimeras de nonada, ordenó e hizo que las gentes de los otros pueblos, en viendo a alguno de nuestra aldea, rebuznase, como dándoles en rostro con el rebuzno de nuestros regidores.
Si hay un sufrimiento que vale más que la dicha, ó más bien que es la dicha misma, es el de una criatura viviente que conoce todas las turbaciones del corazón y todas las quimeras del pensamiento, y que divide estos nobles tormentos con un corazón igual, y un fraternal pensamiento... Ved ahí el drama que cada uno tiene el derecho, ó para decirlo todo, el deber, de introducir en su vida, si tiene el título de hombre y quiere justificarlo.
La pantera es un símbolo viviente, como lo son también las dos panteras que pusiera Dulac, clarividente, bajo los pies de Circe; en un ambiente de sutiles encantos y quimeras bajo el nocturno cielo azul de Oriente. Dulac y Miguel Nieto han presentido la vida de este símbolo, y han dado la tristeza febril de lo vivido a la quimera de lo que han pintado.
La señora de Laroque había seguido con un encanto manifiesto todos los detalles de aquella escena pastoril, que acariciaba deliciosamente sus quimeras; sonreía y soñaba ante aquella afortunada niña de desnudos pies, estaba encantada.
Señora dijo, se da usted una pena inmensa por simples quimeras... Cálmese... Fíe en mi buena amistad y en mi delicadeza. Me portaré de manera que no haya de verse turbada su tranquilidad... Le prometo abreviar todo lo posible mi estancia en Val-Clavin.
Pero en la medianía, en la vulgaridad de la vida corriente, cuánto más angustioso y más penoso es ese momento de interrogación sin la más pequeña aureola de consoladoras quimeras...
Yo caí desde lo alto de las nubes. ¡De modo que los bosquecillos de nuestro jardín nunca habían prestado su abrigo a dos enamorados; la luna, que brillaba por entre las ramas, nunca había sido testigo de besos clandestinos! ¡Puras quimeras todas mis imaginaciones!
En fin, después no encuentra más que almas sordas y refractarias; la amistad le olvida, el amor le hace traición, la sociedad le rechaza; se da cuenta de que todos los lazos están a punto de romperse: se rompen en efecto; ¡y, dichoso él si también cede a esta hecatombe! Desde entonces no veo más que egoístas que han conseguido insensibilizar su corazón y entusiastas que lo agotan en quimeras.
Creyéronte fantasma, y sí lo eras; de pié, sobre un tejado batido por la lluvia huracanada, no eras masa de carne que gemía, eras la encarnación de algo soñado, un aliento que vive de quimeras, el último estertor de una agonía, aquella sombra tierna y desgraciada que con su cuerpo proyectó Rizal sobre el sol de una creencia, salvando su existencia con las luces espléndidas de su genio inmortal.
Palabra del Dia
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