Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de junio de 2025


Esta bestia dulce y pacífica carece de mandíbulas y de boca. Su herramienta para la nutrición es una lanza perforada, una trompa sutil, con la que agujerea la corteza de las ramas. Su estómago delicado no puede resistir los cereales y los cadáveres que alimentan á la hormiga, bestia feroz de quijadas triturantes y patas cortadoras.

La gente parábase entre asombrada y curiosa, el cochero reía abriendo sus quijadas de a palmo, y el vejete, cabizbajo, como si todo aquello no rezase con él, escurríase discretamente entre el gentío. Era que la amazona de la huerta, al sentir el primer pellizco del viejo pirata, había contestado con una bofetada, contenta en el fondo de que alguien pusiera a prueba su virtud.

Su cara era curtida y con algunas cicatrices, mientras sus anchas y enérgicas quijadas demostraban fuerza de carácter y tenaz determinación. ¿Se ha enfermado su hija? le pregunté cuando la hube examinado bien. Hemos caminado mucho hoy, y creo que está rendida. Hace como media hora que sintió un desvanecimiento, y al sentarse perdió el conocimiento y quedó insensible.

Con estas y otras prevenciones comenzamos a volver y cobrar algún aliento; pero nunca podían las quijadas desdoblarse, que estaban magras y alforzadas; y así se dió orden que cada día nos las ahormasen con la mano de un almirez. Levantámonos a hacer pinicos dentro de cuarenta días, y aún parecíamos sombras de otros hombres; y en lo amarillo y flaco, simiente de los padres del yermo.

Llegaba a su casa todas las noches entre una y dos de la madrugada, fatigado, triste, pensativo; soltaba la capa; ponía los codos sobre la mesa del comedor, las quijadas entre las palmas de las manos, y así se quedaba media hora o más en reposada meditación. Llevaba adelante su obra con tanto esmero y paciencia, que en el café oía más de un elogio por la perfección e igualdad de ella.

¡Calla, calla, viejote, zapalastrón! ¡Bueno estás ya para reveses! ¡Si no puedes con los calzones! ¡Si estás descuajaringado! Eso no lo dices con el corazón; por eso se te estima. ¡Como si me cogieras en la plaza del mercado! Na. Ya no tienes más que quijadas y palique. Y manos para apalpar la gracia de Dios repuso el bárbaro tomando con su manaza velluda la barba de la costurera.

Echando una mirada a lo alto del tejado, vio la Delfina que por encima de este asomaba un tenderete en que había muchos cueros, tripas u otros despojos, puestos a secar. De aquella región venía, arrastrado por las ondas del aire, un olor nauseabundo. Por los desiguales tejados paseábanse gatos de feroz aspecto, flacos, con las quijadas angulosas, los ojos dormilones, el pelo erizado.

"Tal espinan y escuecen las razones de vuestra epístola, que no semejan sino escritas con el bello de vuestros belfos y quijadas, que no son más ásperos los ortigales de la montaña. "Y no pensedes que soy hijo de paloma blanca o Juan de buen alma que me tomo las barbas con jayán de tres estados y me barajaré con diez gigantes.

Todas las miradas eran para un hombrecillo con calzones de pana y negro pañuelo en la cabeza, enjuto, bronceado, de fuertes quijadas, y que tenía al lado un pesado retaco, no cambiando de asiento sin llevar tras la vieja arma, que parecía un adherente de su cuerpo.

El cachalote está armado de cuarenta y ocho dientes colosales y de horribles quijadas capaces de tragárselo todo, hombre y embarcación. Parece ebrio de sangre. Su ciega rabia aterroriza á todos los cetáceos que, al divisarlo, huyen mugiendo, varan en la playa á veces, se esconden entre la arena ó el fango. Lo temen muerto y todo, no osando acercarse á su cadáver.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando